Ya os he dicho una y mil veces que una de mis pasiones es viajar. Este año la cosa se ha complicado y me da a mí que solo voy a poder hacerlo de la forma en la que lo he hecho durante toda la cuarentena: a través de los libros. Y lo cierto es que, a pesar de que no pueda subirme a un avión, estoy descubriendo mundos en los que jamás había estado y que me han hecho disfrutar de lo lindo.
Además, gracias al último libro que ha engordado mis estanterías he podido visitar una tierra en la que jamás había estado: la Atlántida. Jamás había leído un libro sobre esa fantasía de sitio. Porque sí, amigos, es una FANTASÍA.
Pero vayamos al grano. El libro del que vengo a hablaros hoy es Ragvala. Está escrito por Nira Strauss y editado por Onyx. Antes de meterme en materia diré que esta novela resultó ganadora del primer certamen Onyx Murcia Romántica y que a partir de ahí su presencia en las redes sociales ha ido creciendo y creciendo como la espuma. Y yo, que soy así y ya a estas alturas de la vida no puedo cambiar, me encapriché de este libro por su portada (desde aquí mis dieces tanto a la diseñadora como a la maquetadora) y ni siquiera me paré a leer su sinopsis. Por lo tanto, ocurrieron dos cosas: la primera, que no tenía ni idea del viaje en el que estaba a punto de embarcarme y, la segunda, que no sabía que se trataba de una novela romántica. Bien, Ana, bien.
Sin embargo, eso no fue impedimento para que pronto empezara a disfrutar de la historia. Conocí a Cora, una joven «terrestre» que es secuestrada junto a su mejor amiga por unos tipos de lo más extraño. Entre esos tipos resulta estar K Leb, príncipe de la Atlántida, que está convenido de que Cora es el amor de su vida y va a hacer todo lo posible por retenerla a su lado. Por si esto fuera poco, resulta que K Leb ha perdido un libro que contiene una clave importante de la historia. La pérdida de ese libro, llamado Ragvala, provocará que tanto el príncipe como Cora tengan que arriesgarlo todo para que no acabe en las manos equivocadas. Y, por si esto todavía os pareciera poca cosa —que en este punto, chico, yo ya no sé qué buscáis en una novela—, tendremos una trama muy interesante en la que se verán inmersos muchos seres de otras mitologías que harán que el camino sea mucho más entretenido.
Como veis, lo primero que llama la atención es la ambición de Nira Strauss a la hora de enfocar la trama. Pero no solo se queda ahí: también estudia a fondo la narración. Encontramos dos tipos de capítulos, los contados por Cora y los contados por K Leb. Ambos narrados en primera persona nos dan el enfoque que los dos personajes están viviendo en esos momentos. Es un acierto utilizar esta primera persona porque así el lector puede entender mejor los sentimientos de ambos; sin embargo, esto también corre el riesgo de darle demasiada personalidad a los personajes. Y aquí os preguntaréis: ¿Se puede dar demasiada personalidad a un personaje? Y yo os contestaré que por supuesto. Y no es nada malo, al contrario. Lo único que ocurre es que el lector conocerá demasiado bien a esos personajes y es posible que no caigan bien, por ejemplo. Digo todo esto porque, cotilleando por internet, he visto que Cora no termina de convencer a los lectores, y creo que se debe a eso: a su personalidad marcada. Pero yo tengo que romper una lanza a favor de la autora, no solo porque a mí Cora no me haya caído mal, incluso la he encontrado simpática a pesar de lo brusca que puede llegar a ser en algunos momentos, sino porque me parece imprescindible que un personaje no te deje indiferente. Ya sea para bien o para mal, no puede presentarse en la novela e irse tal cual ha venido: ha de marcar de una o de otra forma. ¿Que te cae mal Cora? ¡Perfecto! ¿Que la adoras? ¡Todavía mejor! Pero lo que no se puede permitir un autor es que sus personajes pasen desapercibidos. Así que desde aquí le doy la enhorabuena a Nira.
En fin, que todo esto venía porque yo no tenía ni idea de que Ragvala era una novela romántica y sin ser yo nada fan del género he terminado disfrutándola un montón. No sé si será por la propuesta tan interesante que hace Nira, por el viaje al que me ha llevado o por el carisma de sus personajes, pero la verdad es que he quedado contenta con el resultado. Sin embargo, tengo un problema: si acabo de venir de la Atlántida… ¿Qué destino podría estar ahora a la altura?
Maravilloso