Seguramente me equivoque, porque todavía no he alcanzado el 100 % de infalibilidad, aunque ahí ando, pero es muy posible que Queen sea el grupo del que más libros he visto publicarse, no solo ahora, que también, gracias al boom de la película de 2018 y el consiguiente redescubrimiento del grupo, sino desde que yo recuerde. Si hacemos cuentas, y es un decir, tenemos desde los típicos libros con las letras de las canciones en inglés y español, hasta los libros de fotos de May en 3-D, pasando por los tesoros del grupo, las infinitas biografías (la mayoría, por no decir todas, centradas en Freddie) ya sean en cómic para adultos o para críos, los libros para colorear y las historias nunca contadas… Y así cientos y cientos de libros y cómics que no voy a enumerar porque sería una misión más para el agente Ethan Hunt que para mí.
Como buen fan de Queen tengo unos cuantos de esos libros, incluso alguna biografía ronda por casa aún sin leer, pero es material y monetariamente imposible tenerlos todos y, la verdad, tampoco estoy tan obsesionado como para querer que eso suceda (dejando aparte que no todo el inventario de publicaciones es potable). Pero el libro que traigo hoy quise leerlo en cuanto me enteré de su existencia porque no era otro libro más de o sobre Queen, no. Era un libro inspirado en algunas de sus letras y eso era algo que, siempre fiándome de mi memoria de pez, no había visto hasta ahora.
Sin embargo, la cosa no fue como había imaginado y después de leer dos historias me sentí engañado. Estafado. ¡Esto no es lo que me habían vendido!, pensé. Esperaba encontrar el desarrollo de una historia a partir de tal o cual canción. Algo que inmediatamente relacionara de manera reconocible, a partir de la trama de la letra de turno; una canción con la historia elaborada a partir de ella.
Pero seguí leyendo, olvidándome de lo que pensaba encontrar y dejándome encontrar por lo que las historias quisieran contar, que sí, que al final sí se relacionaban con las letras en cuestión de alguna manera y con mayor o menor fuerza.
¿Merece la pena Rapsodia para la reina. Rapsodia para un bohemio? Absolutamente, sobre todo si te gusta el cuarteto de Londres, aunque no se sea un fan. Lo que tenemos en el libro son quince relatos inspirados en quince de sus canciones más emblemáticas, acompañados además de un código QR con el que poder escuchar la correspondiente composición.
De esos quince relatos, quiero destacar, bien por su originalidad, bien por su estilo, o bien por lo que sea, estos:
–El emperador, de Giny Valrís: por su forma de interpretar The show must go on de una forma totalmente diferente a la mía (y a la que supongo que lo hace la mayoría) y salir bien parado.
–Un gran plan, de Daniel Arriero: por crear un mundo distópico que parece salido de una de las historias de Cixin Liu y mezclarlo con otra de Black Mirror, aunque esta vez la conjunción con I want it all no ha sido del todo muy acertada.
–El beso de Mercurio, de Óscar Navas: uno de los que más me han gustado y emocionado y que también parece haber salido de la cabeza de Cixin Liu. El apocalipsis global, y el apocalipsis íntimo y local de la mano de Who wants to live forever?
–Una relación de tres, de Sonia Montiel Huerga: Esta historia también es cojonuda y relata muy bien los malabarismos que los escritores deben hacer para separar a la/s musa/s de las distintas facetas de sus vidas, unas vidas en las que siempre parecen estar tomando notas para sus proyectos. El I want to break free está muy muy bien desarrollado.
–Radio, de Óscar Eslava: no hacen falta más pistas para saber la canción que generó este relato, también ambientado en un futuro cercano y que también podría ser un episodio de la ya mencionada Black Mirror. Me han gustado especialmente los diálogos naturales y la recreación de una generación que no sabe usar aparatos no tan viejos.
–Desafíos de amor, de Luis Gómez García: me ha gustado, o mejor dicho, me ha hecho gracia, porque en él se menciona a la editorial del libro y a una de las editoras, que a su vez es autora del siguiente relato, ¡y al propio proyecto de creación de este libro! Buen manejo de los diálogos y de la metaliteratura en una trama en la que lo más importante es la presión a la que se vio sometida una de las partes del relato. Obviamente, Under pressure.
–Aromas de tinte rojo, de Covadonga González-Pola: la susodicha editora. Me ha gustado cómo ha jugado al despiste al principio, haciéndome creer que se hablaba de una agencia de citas, cuando en realidad… no voy a decir nada más porque no quiero joder la sorpresa, pero este es uno de los mejores por originalidad y sorpresa. Save me.
–Un pobre chico, de Julio Muñoz: interesante e inteligente adaptación de Bohemian Rhapsody, no podía faltar. Con buen ritmo, se lee con curiosidad y te deja con una gran sonrisa al acabarlo.
En definitiva, salvo dos o tres todos son grandes relatos. Destaco también la habilidad que los autores tienen para meterte de lleno en las historias sin dar rodeos ni preámbulos innecesarios y hacerte sentir… a gusto. Es una lectura ágil, con un ritmo rápido, un vocabulario sencillo y cuidado.
Así que ya veis. Si al principio parecía que la cosa iba a ir malamente, debido a unas expectativas preconfiguradas, no tardó en mejorar en cuanto cambié el chip. Rapsodia par la reina. Rapsodia para un bohemio es una buena forma de homenajear de manera honesta y sincera a una banda con la que muchos hemos crecido y con la que seguimos disfrutando. Un libro con lecturas sugerentes, adictivas y sorprendentes. Bien escrito, muy entretenido, de obligada lectura para los fans y recomendable para los que (aun) no lo sean.
Muchas gracias por tus comentarios con respecto a El emperador. Y gracias por reseñar la antología. Espero que la hayas disfrutado!