Uno nunca sabe qué va a encontrarse en lo que decide leer. Hay un libro imaginado y un libro real, y a veces de ese choque de expectativas surgen la mejores historias de tu vida. Otras veces, el mayor tiempo perdido. Cuando decidí hincarle el diente a lo nuevo de Matt Haig no sabía muy bien de qué iba. Trataba sobre la depresión. Y era una experiencia personal narrada por el propio autor. A partir de ahí, dragones. Pura ignorancia. Me daba vergüenza encontrar un libro de autoayuda, quiera eso lo que quiera que signifique. Y me daba miedo que se trivializara el asunto a través de una sucesión de consejos y decálogos para hacerte sentir mejor. Quería que fuese algo que conectara conmigo, algo que me sirviera mí y a otros para entender lo que sucede dentro de una cabeza que va a mil por horas. Digamos que este era mi libro imaginado. El libro real fue una serie de sorpresas. Una mezcla rara y válida de aquello que quería encontrar y de aquello que temía encontrar. Alguien dijo eso de quien busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. Y ahí estaba, expuesta en una sucesión de páginas que hablaban de ansiedad, suicidio y pérdida del yo, pero también de esperanza, fuerza de voluntad y segundas oportunidades. Razones para seguir viviendo no pueda tomarse como un manual, pero sin duda funciona como un testimonio totalmente necesario sobre la necesidad de entender la enfermedad invisible que vive dentro de nuestras cabezas.
Matt Haig nos cuenta que todo empezó con el ataque de ansiedad más fuerte que había sufrido nunca. Tiene 24 años y trabaja en Ibiza con su novia. Un mañana, sin razón aparente, el mundo se vuelve un lugar inhabitable y un precipicio cerca de donde vivía por aquel entonces se convierte en la única solución posible. Así comienza Razones para seguir viviendo. Con un intento frustrado de suicidio y con una descripción pormenorizada de cómo es eso de vivir atrapado dentro de uno mismo. Tras ese episodio aterrador, decide volver junto con su pareja a casa de sus padres, dando el primer paso en el reconocimiento de que algo no va bien. Darse cuenta de que no es un par de días tristes sin mayor repercusión, sino algo más profundo, más real. Una tristeza absoluta que puede diagnosticarse y que puede llevar a una persona a la autolesión como válvula de escape.
Haig nos traslada, como si fuese Cuento de Navidad, por las etapas de su vida, estableciendo un diálogo entre su pasado, presente y futuro. Tres versiones de sí mismo que orbitan sin darse cuenta sobre los mismos asuntos. Tres Matt que rebosan sensibilidad y que no saben gestionar la crudeza y lo hermoso sin salir heridos. Un viaje temporal necesario cuya mayor consecuencia es otorgarle al Matt más depresivo, más hundido en el barro, la constatación de que existe un futuro. La prueba irrefutable de que los precipicios no están ahí para engullirnos, sino para devolverles las mirada y alejarse de ellos, más fuerte y más sabios.
Los actos de sinceridad deben ser absolutos o pierden fuerza antes de que lleguen a otro humano. Y puedo decir que este libro es absoluto. La desnudez y la capacidad de mostrar que posee Haig me ha hecho involucrarme de un modo que aun ahora, tras varios días después de haberlo finalizado, sigo sin comprender. Aquí no hay estructuras elaboradas, ni giros inesperados. Matt Haig ha compuesto una serie de anécdotas breves sobre su vida o sobre su visión del mundo. Notas sobre la depresión, sobre la importancia absoluta de que alguien crea en ti. Y, de un modo aparentemente fácil, ha creado una conversación con el lector que pocas veces se consigue en este tipo de libros. No me he sentido escéptico ni cauteloso. No me he visto en la necesidad de juzgar el texto que tenía ante mí. Porque Matt Haig no pretende nada. No finge ni sienta cátedra sobre la recuperación. No es un experto en la materia y lo deja bien claro en todo momento. Su uso de Wikipedia es el mismo que podríamos realizar tú o yo. Sin embargo, su discurso se vehicula en torno a la importancia de no dejarse convencer por la versión más oscura de nosotros mismos. Apuesta por la constatación irrevocable de que existe un futuro después de que la tormenta haya barrido todo lo que quedaba en pie. Para cada persona que sufre depresión es diferente. No existen fórmulas matemáticas ni milagros homeopáticos en Razones para seguir viviendo. Matt Haig cuestiona cualquier método o medicación que se defina como infalible, pero alienta a buscar esos salientes que nos permiten escalar el precipicio. Esas razones por las que merece la pena salir de la cama, por las que mereces darte una segunda oportunidad. Porque cuando estás en los más hondo, sólo puedes ir hacia arriba.
Sergio Saborido (@Sergsab)
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Hola María, el libro cuesta 16,5€ y puedes dar con el en cualquier librería grande. Es una novedad de junio, así que no creo que tengas problemas para encontrarlo. Si no, también puedes pedirlo por Amazon y te lo envían a casa.
Espero haberte ayudado!
Un saludo.