“Realidad a la piedra”, de Joaquín Reyes
¡Hola! ¿Cómo estáis, muchachada?
Hoy vengo a hablaros de algo importante. Más aún: ¡vital! Algo que siempre, o casi siempre, pasa desapercibido ante nuestras narices y de lo que, sin embargo, no somos conscientes… Las piedras, esas grandes, y pequeñas, y medianas, desconocidas.
Sí. Tal vez sólo reparamos en ellas cuando vamos a una playa… de piedras, o cuando se nos mete una china en un zapato, cuando las tiramos contra nuestro propio tejado o cuando las usamos para decorar o incluso construir algo. Pero las piedras son más, mucho más. Tienen sentimientos, vida, emociones, pensamientos filosóficos, adicciones, romances y hasta hipotecas… Y han estado con el hombre, desde el principio de todo, allá por Stonehenge… o antes…
Eso es lo que Joaquín Reyes nos cuenta en clave de humor en Realidad a la piedra. Porque aquí Reyes se erige en un trasunto de Félix Rodríguez de la Fuente algo peculiar. En lugar de con videos, como hacía el naturalista, Reyes se encarga de abrirnos los ojos, de adoctrinarnos sobre las realidades líticas a base de viñetas, de humor gráfico, como resultado de horas y horas de observación minuciosa, casi enfermiza, de estos seres siempre tratados con desprecio, colocando cámaras en ángulos y posiciones inimaginables. (Si las piedras pudieran –y tras la lectura dudo que no puedan- le denunciarían por violar su intimidad).
La constancia y dedicación del cómico es digna de alabanza y elogio e incluso de un premio a la labor investigadora. ¿O es que alguien alguna vez había imaginado a una piedra ser capaz de contar un chiste entre sus amigos piedra? ¿O de hacer el mal a sabiendas? ¿O acaso sabemos a quiénes idolatran, a quiénes envidian, qué ambicionan? Pues he aquí, que no solo lo podemos imaginar, sino que tenemos el testimonio gráfico que lo prueba.
Cuantas más vueltas le doy más cuenta me doy de lo poco, poquísimo que conocemos de las piedras. Por eso es tan necesario este Realidad a la piedra. Para descubrir con humor a estas compañeras de viaje, tan fieles o más que la más fiel de las mascotas.
Sin embargo, Reyes se ha quedado corto en aspectos evidentes. ¿Qué pasa en las canteras? ¿Qué siente una piedra al ser maltratada por el hombre? ¿Y las piedras de las cuevas, esas aún más desconocidas solo visitadas, si se da el caso, por espeleólogos? Esperemos que estos interrogantes queden despejados en una futura segunda parte, pues se hace imprescindible para la buena marcha de la civilización.
Realidad a la piedra no es un cómic. Tampoco es un libro. ¿Qué c… es? No lo sé muy bien. Una colección de viñetas humorístico-testimoniales. Humorísticas a lo chanante, claro, que para algo el de Albacete ha creado el subgénero.
No esperéis partiros la caja. Sí esbozaréis alguna que otra sonrisa. El objetivo, loable repito, es pasar un buen rato y aprender a la vez. Y lo consigue. Sería maravilloso, que este “libro” no fuera tomado como una cosa tontuna o algo para leer con el señor Roca y se enseñara en las escuelas y educara desde pequeñitos a los jóvenes en los valores de respeto y tolerancia a las piedras. Sería… glorioso… Ojalá…
No me queda más que decir que:
-¿Me da usted un penique?
-Penique ya no se lleva, ¿para que lo quieres?
-Para churrar, beber, tirar al palomo… Déme usted un penique, que yo sabré qué hacer…