Recomendaciones de libros en Onda Vasca 20
Hay momentos en los que las historias se clavan demasiado. Historias duras, pero tremendamente bien escritas, que dejan un poso un tanto delicado ya que hablar de ellas supone bajar un poco a los infiernos. Pero como en la vida, en la literatura también pasan ante nuestros ojos novelas, relatos, o un sin fin de modos de narrar, que son tan profundas que es imposible que no nos toque alguna fibra, alguna parte de nosotros mismos y nos convierta en espectadores de la dureza de la vida, de la dureza de los sentimientos. Pero somos así, a veces necesitamos ese pequeño momento en el que una historia sea dura para poder entender mejor cómo es la sencillez y la delicadeza que estamos buscando. Las dos caras de una misma moneda que en los libros también se dan.
Por ello, después de pensarlo mucho, me puse manos a la obra y decidí que iba a hablar de dos historias que me han cautivado por, precisamente, la dureza que transpiran sus páginas y que convierte en pequeñas obras maestras, novelas que están destinadas a perdurar en el tiempo. Dos historias que por su contenido nos descubrirán el lado oscuro del alma humana, relaciones dañinas y más ligadas al odio que al amor. Y que nos invitan a conocer que, en esta vida, crecer puede significar caer en un pozo enorme y terriblemente oscuro.
La primera es Canadá de Richard Ford que se ha convertido en una de las obras maestras de este mes de enero de un año nuevo. La segunda es El color de los sueños, una historia menos dura, pero que esconde en su interior una profundidad que pocas veces se ha visto en las novelas.
Como veis, historias duras y diferentes, pero que nos descubren mundos nuevos que visitar y que nos hacen ver cómo pueden ser, de verdad, los seres humanos.