Cuando pienso en películas en las que entran en juego los viajes a través del tiempo no tengo que darle muchas vueltas para elegir mi favorita: Regreso al Futuro. Que un Delorean fuera escogido como base para construir una máquina del tiempo por un inventor algo chiflado que peinaba alborotadas canas fue, en un principio y siendo un niño, el principal gancho para sentirme atraído por la película. Aunque llegar a sentirse identificado con Marty McFly y su encontronazo involuntario con sus padres adolescentes era la principal premisa del film. Bob Gale, uno de los guionistas, lo expresó claramente: “¿De pequeño tus padres no te contaban las dificultades que habían pasado de niños, como tener que andar 20 kilómetros todos los días para ir al colegio? ¿No tendría gracia viajar al pasado y comprobar si realmente tenían que andar tanto?”
Así pues, y con esa idea como base, Robert Zemeckis (director también del film) y Bob Gale crearon en 1980 un guion que era tan fresco y divertido como emotivo. El mismísimo Steven Spielberg quedaría encandilado y no tardaría en subirse al carro como productor ejecutivo. A pesar de que en un inicio habían sufrido algún pequeño traspiés a la hora de encontrar un estudio cinematográfico que quisiera rodarla (con el siempre puritano estudio Disney advirtiéndoles que la relación maternofilial les parecía algo impúdica), en 1985 Regreso al Futuro era una realidad y se metía en el bolsillo a taquilla, público y crítica. Todas las voces eran unánimes: ¡un éxito rotundo! Un triunfo que con el paso de los años no ha mermado ni un ápice y que ha convertido la trilogía de Regreso al Futuro en un clásico universal que se transmite de padres a hijos.
El libro que hoy nos ocupa es el álbum ilustrado de Regreso al Futuro. Un cuento infantil que facilitará la tarea de muchos padres de acercar a sus hijos más pequeños a este clásico del cine ochentero. Este cuento pertenece a una colección denominada Pop Classics, que en el mercado estadounidense ha gozado de cierto éxito, y de la que ahora, de la mano de la editorial SM, podemos disfrutar de los primeros dos títulos traducidos al español: Regreso al Futuro y E.T. el extraterrestre.
La encargada de convertir el guion de Gale y Zemeckis en algo digerible por los más pequeños es la ilustradora Kim Smith. La canadiense realiza un tipo de ilustración con un marcado estilo retro que va que ni pintado para el cuento de Regreso al Futuro. Cabezas grandes y redondas, ojos enormes y vivarachos o bocas cargadas de sonrisas son los puntos clave que Kim Smith resalta en rostros repletos de expresividad que acostumbran a mirar de reojo al lector en una suerte de complicidad.
Pero no solo de rostros monos vive un cuento ilustrado, por ello Kim Smith sintetiza en escenas claves de gran relevancia y belleza lo que en el film se contaba en algo más de 100 minutos; eliminando las partes más “oscuras” y edulcorando otras. Por este motivo, aquí no encontrareis a terroristas libios armados hasta los dientes masacrando al pobre doctor Emmett Brown. Lo que sí hallareis es a Marty McFly volando por los aires tras probar el súper amplificador de guitarra inventado por Doc justo antes de que en vuestra cabeza suene el Power of Love de Huey Lewis and The News. Sin palabras dejará a grandes y pequeños esa doble página en la que Marty McFly viaja al pasado. ¿Suena en vuestra cabeza el tema principal de la película compuesto por Alan Silvestri? Bella, delicada y electrizante es esa otra ilustración, minuciosamente coloreada, en la que Marty toca Johnny B. Goode junto a Berry and The Starlighters en el baile de El Encantamiento Bajo el Mar mientras George y Lorraine bailan juntos y consolidan su amor.
En resumen, el álbum ilustrado de Regreso al Futuro es sin duda una forma excelente y amena para acercar a los niños un clásico del cine de los años 80 mientras los mayores, con la excusa de leérselo a los más pequeños, también lo disfrutan.