Reseña del libro “Reina de fuego”, de Laura Sebastian
Por fin ha llegado el momento que esperaba desde hacía unos cuantos meses. Por fin puedo ponerme delante del ordenador para hablaros de la última parte de la trilogía Princesa de cenizas. Esa trilogía de la que ya os he hablado anteriormente y cuyas dos primeras partes me cautivaron y que ahora, después de un tiempo, ve el final.
Reina de fuego es la conclusión de esta saga escrita por Laura Sebastian. No vamos a olvidar que esta comenzó con el boom de las historias distópicas en las que un reino era aprisionado por un tirano y una protagonista —preferentemente chica— decidía poner fin a esa situación utilizando un superpoder que de repente descubría que tenía. ¡Ah! ¡Y en su portada salía una corona! Te suena, ¿verdad? A mí también, me leí varias de esas sagas como si yo fuera una mosca y esas coronas fueran la miel más apetitosa del mundo. ¿Y sabes qué te digo? Que mi favorita fue Princesa de cenizas. Quizás porque el amor no era lo más importante, quizás porque su protagonista no me sacaba de quicio o por tener un je ne sais quoi. Sea como sea, estaba deseando continuar con la historia y dar por finalizada la saga.
Desde que empezó todo han pasado muchísimas cosas. Estamos en un punto en el que Theo, la protagonista, está contra la espada y la pared. Solo puede haber una reina, solo una puede decidir sobre el futuro de todos los ciudadanos. ¿Será ella o será la nueva emperatriz? Para llegar hasta aquí, Theo ha tenido que pasar por mil cosas. Ha sido prisionera, ha sido princesa y también rebelde. Y ahora todo el reino depende de ella y de su decisión.
Comparándolo con las entregas anteriores, quizás Reina de fuego sea la parte más lenta. La primera tiene un ritmo frenético, al igual que la segunda, pero aquí las cosas se ralentizan. Y es curioso, porque precisamente la tercera parte suele ser la más veloz de todas. Laura Sebastian decide cambiar un poco el registro en esta entrega y se centra en otras cosas que, a pesar de la guerra que se viene, también son muy importantes. Por ejemplo, en el amor. Si bien en las dos primeras partes se veía que había una historia de amor detrás, en esta la autora le da más protagonismo. Ya conocemos a los personajes, conocemos sus relaciones, sus amistades y sus odios, y ahora se toma la licencia de recrearse un poquito más en el «salseo» y en ese aspecto más amable que quizás no salió tanto en las partes anteriores. Y la verdad es que no me parece ni un acierto ni un error. Simplemente creo que es lo que a la autora le apetecía en ese momento y soy de la opinión de que un autor siempre se ha de dejar llevar por su instinto, aunque con ello haga que sus lectores se queden un poco patidifusos.
Volviendo un poco a la historia, Laura Sebastian tiene muy claro cuál es el final que quiere darle al lector, y creo que también sabe qué es lo que este espera. Y quizás por ello, decide dar unos cuantos rodeos para que el camino no sea tan predecible. Estos rodeos me han parecido lo más interesante de esta tercera parte, ya que en el camino aguardan grandes sorpresas que los lectores sabrán apreciar.
En definitiva, me parece un excelente cierre de la trilogía, que sin duda es mi favorita del género. Estoy deseando conocer más historias de esta autora, porque si me hacen sentir tan solo la mitad de lo que he sentido con Princesa de cenizas estoy segura de que quedaré encantada.