Best seller, esa palabra tan querida por algunos y tan denostada por otros. Best seller, etiqueta adorada por millones de lectores (y libreros) que devoran año tras años libros así catalogados, y minusvalorado por aquellos que creen que la buena literatura no entiende de masas, sino más bien de minorías intelectuales. Pocos escritores hay en España cuyos libros lleven siempre aparejado este término, y uno de ellos es Juan Gómez-Jurado, que vuelve a ser con su último libro, Reina Roja, todo un fenómeno de ventas.
Este thriller está protagonizado por un personaje más que peculiar, Antonia Scott. Antonia es especial, un cerebro privilegiado que ha conseguido resolver decenas de crímenes sin llevar arma ni placa. Y esta vez ha surgido un crimen (un niño aparece muerto en el salón de su casa dentro de una urbanización de lujo), que necesita de la maestría de Antonia. Ella vive en un piso en Lavapiés del modo más austero posible, y durante los últimos meses rehúsa cualquier intento de sociabilización. Hasta que llega Jon, policía en apuros y al borde de la suspensión de empleo y sueldo. Dos personalidades muy diferentes que pueden chocar, pero ambos descubrirán que se necesitan el uno al otro para salir de sus diferentes problemas. Porque problemas surgirán también cuando desaparece la hija de uno de los magnates más importantes del país, desaparición que parece tener conexión con el primer crimen.
Acercarse a la lectura de un libro cuyo éxito está más que asegurado tiene sus ventajas y desventajas. Sabemos que el éxito de ventas tiene que ver mucho con el grado de entretenimiento que consigue, pero en mi caso me gusta valorar también otros elementos como la complicación en la trama o la forma de los personajes. Hasta ahora, mi referente en cuanto a un best seller maduro y bien escrito era la trilogía Millenium del malogrado Stieg Larsson. Y aunque es difícil acercarse al nivel del escritor sueco, he de decir que Gómez-Jurado sale muy bien parado de la comparación. Y sobre todo gracias a un personaje como el de Antonia Scott, que en ocasiones se da un aire a Lisbeth Salander que no puedo más que celebrar jubilosamente, pues pocos personajes de la literatura actual han calado más hondo en mí. Con Reina Roja estamos ante un novela bien construida. Nada se escapa a la hoja de ruta trazada por el autor, que es llevada con destreza. La narración, salpicada constantemente con frases de Joaquín Sabina (+1 para el Gómez-Jurado, oye), está construida de un modo variado, alternando distintas voces e imprimiendo distintos ritmos y velocidades a la trama. Jon y Antonia forman un tándem perfectamente acoplado y capaz de sostener por si mismos toda la novela, aunque el resto de secundarios (Parra, Mentor, Carla…) aportan un valor añadido muy a tener en cuenta. Como nota exótica, Antonia gusta también de coleccionar una serie de palabras imposibles en otros idiomas, palabras raras que necesitarían un párrafo entero del castellano para relejar esos sentimientos. Palabras curiosas, que apunto directamente en mi diccionario personal.
Se nota que Juan Gómez-Jurado es un maestro a la hora de manejar los ingredientes del thriller de modo correcto. Capítulos cortos, adictivos, cliffhangers por doquier, mucha acción e idas y venidas frenéticas de los personajes. El autor sabe que con Reina Roja va a recibir elogios y va a estar en la parte alta de la lista de ventas, pero eso no le hace relajarse y ofrece una buena historia, notablemente escrita y sobre todo bien ejecutada. Y un lector siempre sabe agradecer una buena novela, tenga o no la etiqueta de best seller. Y sea uno seguidor del autor o alguien que todavía no le haya leído, se agradece un libro así, cuyas casi 600 páginas no son excusa para leérselo y disfrutarlo en un par de sentadas.
César Malagón @malagonc
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