Al ver qué estaba leyendo estos Relatos clínicos de Sigmun Freud, una amiga me comenta que Freud es suena ya como viejuno, que está pasado de moda… Eso pensé yo, pero no podía resistirme a leer estos casos concretos que un día escribió para dejar constancia de su trabajo, aunque yo creo, como también lo cree el propio Juan José MIllás y así lo manifiesta en su prólogo, que lo hizo sabiendo que eran más que una historias clínicas, y es por ello que no conserva nombres y en algunos ni fechas exactas para no poder ser identificados.
Freud sabía que estos relatos clínicos podían tener un recorrido más largo. Y ese es el que a mí me interesaba. El valor literario.
Y eso es lo que lógicamente piensa mi mente literaria, pero luego está mi otro yo algo más cotilla al que le encanta leer sobre otros, biografías interesantes, expedientes médicos o judiciales, testamentos antiguos … Ya saben, hurgar un poco en las profundidades de los hechos reales.
Y desde luego no me ha quedado otra que estar absolutamente de acuerdo con Millás al decir que estas historias poseen “eficacia narrativa”, me parece una expresión de lo más acertada. Además son historias completas, incluso las más cortas de apenas unas líneas.
Todos sabemos que Freud es el padre del psicoanálisis, muchos sabemos de él por su obra más importante, La interpretación de los sueños, pero no porque hayamos leído este libro donde expone toda la teoría de su especialidad, sino porque a todos nos suena eso de las teorías froidianas sobre la sexualidad, ya saben, eso de que según Sigmund Freud la sexualidad rodea todo lo que somos y está presente desde que nacemos.
Este ejemplar que tengo en mis manos y que he leído con gran delectación, es una cuidada edición que Siruela ha dejado al cuidado de la también psicoanalista Isabel Menéndez, y cuyo resultado les puedo asegurar que no les dejará indiferentes. Es probable que al finalizar la lectura no les parezca tan viejuno, y que incluso ustedes quieran adentrarse en la mente de estas “señoritas” a las que psicoanaliza y trata el Doctor Feud.
Porque esto sí es algo que me ha llamado la atención. En este libro todas las pacientes son mujeres, y la mayoría jóvenes, aunque los temas están agrupados en la parte primera encontramos la dedicada a la sugestión y la hipnosis; en la segunda parte los casos están dedicados a las Obsesiones y fobias, ¡más de uno estará pensando que esta parte me habrá venido de maravilla!, y por último veremos casos sobre paranoia y homosexualidad …
“… Nos vemos así forzados a dar la razón a los poetas que nos describen preferentemente personas que aman sin saberlo, no saben si aman o creen odiar a quien en realdad adoran. Parece como si las noticias que nuestra conciencia recibe de nuestra vida erótica fueran especialmente susceptibles de ser mutiladas o falseadas. … “
Así, con este fragmento pueden ustedes hacerse una idea de su estilo narrativo, aunque les diré que revive con naturalidad los diálogos con las pacientes, así como con los colegas o amigos a los que consulta.
En esta ocasión he seguido el ritmo establecido por Isabel Menéndez, esto es, primero he leído el prólogo de Juan José Millás, para después adentrarme en los casos concretos y terminar con el estupendo cierre o epílogo de Isabel, en el que responde a mi pregunta del porqué todas las psicoanalizadas son siempre mujeres, y en el que descubro la importancia del valor de la mujer, ella apuesta siempre por la lucha para resolver los temas que le inquietan, no dudando en ofrecerse para su curación, pero también para la experimentación y el avance de la ciencia, así que he llegado a pensar que tan importante fue el padre del psicoanálisis como esas primeras mujeres que se dejaron tratar por él.
Viejuno o no, literario o menos literario, me pasa un poco como a ti: ¡me puede el cotilleo! Jajaja
Tú fíjate, seguro que es viejuno, porque si el sexo nos condiciona tanto, digo yo, que como la forma de vivir el sexo ha cambiado tantísimo desde la época de Freud, algunas teorías suyas han tenido que quedar obsoletas, aunque puede que no la esencia, los mecanismos de la inhibición pueden ser los mismos, aunque lo que los arranque sean cosas diferentes o incluso algunas ya no existan.
También siento mucha curiosidad por qué eso de que sean mujeres, creo creer por qué, aunque haría mejor leyéndolo y dejarme de especulaciones.
Ya ves que a pesar de viejuno, – que me lo sigue pareciendo, ahora después de leerte, tengo que añadirle un “en parte” a la frase -, me gusta el libro.
¡Buen fin de semana!
Pues fíjate que leyéndolo he notado que hay cosas que no cambian tanto, los traumas infantiles siguen arrastrando a las mismas miserias … Esto parece a la teoría de la relatividad, no hay aun otra que corrija la primera jejeje
P.D.: Espero que ahora venga un Psicologo y me corrija jaja a
Psicólogo*