Reseña del libro “Ring Shout: nuestro cántico”, de P. Djèlí Clark
A veces los monstruos tienen sentido, a veces suponen un alivio. Cuando uno piensa en el legado que hemos dejado atrás como especie y en las aberraciones que hemos cometido, que una obra de ficción te ofrezca una alternativa a esta realidad autoconsciente se agradece.
Porque claro, ¿cómo iban a ser personas los perpetradores de actos xenófobos y violentos de semejante calibre? ¿Cómo alguien puede considerar que otros seres humanos son personas de segunda y tratarles como esclavos? No es posible, es preferible pensar que fueron los monstruos. En concreto, parásitos de otra dimensión que se alimentan de nuestro odio hasta que se apoderan de nuestra mente y nuestro cuerpo, mutando, no solo nuestra anatomía, sino nuestra voluntad. Nos consumen por dentro hasta que solo lo monstruoso permanece. Es oscuro, es poético, es simbólico. El autor habla del odio como entidad propia que te devora centímetro a centímetro y que solo conduce al sufrimiento y a la venganza. Sí, no hay por qué endulzarlo, Ring Shout: nuestro cántico es una historia que trata sobre la venganza, pero también sobre la justicia. Pone de manifiesto la difusa línea que existe entre ambos conceptos y la importancia de elegir bien para no convertirnos en lo mismo que nos ha hecho daño.
Dexter Gabriel, ya conocido por su pseudónimo P. Djèlí Clark (Djèlí, haciendo referencia a los cuentacuentos del África Occidental), nos había deleitado, anteriormente, con Los tambores del dios negro, una fantasía ambientada en un Estados Unidos alternativo, pero son los guiños al horror cósmico de H.P Lovecraft lo que hace que Ring Shout: nuestro cántico cobre entidad propia.En ambas obras, el autor pone de relieve las costumbres, mitologías y creencias de las comunidades afroamericanas y las convierte en parte del hilo conductor de la historia y en la lente a través de la cual el lector contempla el mundo que se narra.
Y es que, a pesar de la riqueza de su cultura, la historia de la comunidad afroamericana nunca ha sido fácil. Tras décadas y décadas de maltrato y esclavitud, a mediados del siglo XIX, la ley proclamada por Abraham Lincoln vino a concederles aquello que ya tenían por derecho propio, su libertad. Pero eso no supuso el fin del problema, sino el inicio de un nuevo camino plagado de escollos y que, aún hoy en día, siguen recorriendo.
Es en 1915, medio siglo después, el periodo en el que se ambienta Ring Shout: nuestro cántico. Djèlí nos presenta una Norteamérica donde los colectivos xenófobos se manifiestan abiertamente y de forma impune por las calles, gente corriente consumida por un parásito ultraterreno que se alimenta de su odio. Algunos, los llamados Klanes todavía retienen su humanidad, mientras otros, los KuKlux no son más que bestias metamórficas. Pero existe una comunidad, en su mayoría, integrada por víctimas de la discriminación y la violencia, que lucha contra estos monstruos camuflados. Muchos de sus integrantes posen “la visión” y pueden ver la verdadera cara de estas aberraciones que se hacen pasar por hombres y mujeres. Gracias a esto, los identifican, cazan y destruyen. Entre ellos está Maryse Boudreaux, una mujer que ha perdido todo lo que ama, protegida por tres espíritus mitológicos y que blande una espada de poder embebida en el sufrimiento de los esclavistas y los clamores de los esclavizados. Una elegida con un destino ambiguo. Le acompañan sus dos amigas: Sadie, una tiradora demasiado honesta para su propio beneficio y que no entiende de medias tintas y Chef, una soldado que ha combatido en los Harlem Hellfighters y experta en explosivos. Juntas, llevan años combatiendo este mal invisible que asola Norteamérica, un mal surgido de la magia oscura y procedente de dimensiones aún más oscuras. Todas ellas trabajan para la sacerdotisa Mama Jean, repartiendo su alcohol de contrabando (que es más de lo que aparenta) y eliminando Kuklux.
Pero “una nueva tormenta se acerca” les advierte Mama Jean. Un evento de exaltación del odio está a punto de producirse y eso provocará una oleada de violencia sin precedentes, una profunda infección de la sociedad y la venida de algo nuevo, algo terrible, peor que los propios Kuklux. ¿Podrán estas tres mujeres evitarlo? ¿Descubrirá Maryse cuál es su verdadero destino? No será tarea sencilla, porque a veces el destino de otros está vinculado al nuestro y a nuestro propio dolor.
En Ring Shout: nuestro cántico, el autor ha querido plasmar la forma de expresarse de las gullah, las comunidades afroamericanas que viven en las regiones de las dos Carolinas, Georgia y Florida. Dado que es Maryse nuestra narradora, la novela está cargada de expresiones propias, particularidades idiolectales y jerga que, en la magnífica traducción al castellano de Raúl García Campos, han quedado perfectamente plasmadas. Una traducción aprobada por el propio autor. También queda reflejada el habla gulá como tal (un habla que mezcla palabras africanas e inglesas) con gran maestría, optando por traducir las expresiones inglesas, pero manteniendo las palabras africanas adaptándolas a las peculiaridades sintácticas del español. Todo esto hace que la obra se sienta más auténtica. Y es que todos sabemos que el lenguaje conforma la realidad y esto es algo que el autor y las editoriales no han descuidado y que hace que el oscuro mundo de Ring Shout: nuestro cántico cobre vida ante nuestros ojos. Y cuando digo cobrar vida me refiero a ver cómo se alza un pavoroso y fascinante Frankenstein hecho de trozos de cadáveres de nuestro vergonzoso pasado, una visión sobrecogedora de la que no podrás apartar la mirada hasta que llegues al final de la trama.