Ruido de fondo, de David Gistau
Ruido de fondo es un libro valiente y que va por derecho. Valiente lo es porque la temática elegida, los grupos ultras del fútbol (asesinato incluído), no es especialmente popular y poca gente la calificaría de agradable, pero como David Gistau la aborda de forma totalmente honesta, sin concesiones ni a la corrección política ni estética, como construye un relato completamente verosímil en el que los personajes se mueven con plena coherencia dentro de un código del honor propio no necesariamente coincidente con el que es estadísticamente probable que profese el lector, el resultado final es un relato atractivo, diferente. No creo que sea el único que acabe el libro pensando que jamás habría imaginado que podría disfrutar tanto de un relato de ultras.
Lo que sin duda no es, pese a que el autor es un prestigioso periodista, es un ensayo sobre el tema ni un reportaje amplio, es una novela con todas las de la ley, escrita desde la trama y la experiencia vital de los protagonistas y no como una denuncia ni una justificación. No es el protagonista más simpático de la historia de las letras hispanas ni el que más espontáneamente mueve a la empatía, y ese es a mi modo de ver el mayor mérito de David Gistau, construir una buena historia con mimbres que a priori parecen más diseñados para incomodar al lector que para agradarle condescendientemente. Ruido de fondo no da palmaditas en la espalda, a no ser que la palmadita tenga como objetivo la fractura de omóplato.
Quienes sigan la obra periodística de David Gistau probablemente le reconozcan en la literaria, al menos en Ruido de fondo, sin embargo no es un paralelismo tan claro, o al menos no en el estilo. Probablemente tenga más sentido relacionarla con el David Gistau aficionado al boxeo que con el periodista, es cierto que escribe sin demasiadas concesiones, pero diría que el ritmo narrativo es bien diferente. Pugilístico. Si tuviese que establecer un paralelismo creativo no lo haría con sus columnas sino con una buena película de cine negro, antigua, cruda, con cuadrilátero, de las que uno no se imagina sin humo de cigarrillo a ambos lados de la pantalla.
El protagonista, periodista de éxito al que el ayer le asalta y descubre que es demasiado mayor para su propio pasado, es un personaje con sus contradicciones, pero fiel a todas ellas, cuyo mayor activo es el de tener sus propias reglas. Un personaje verosímil y coherente al que si hay que ponerle un pero, perdónenme la broma, es que el autor, fino analista político los ratos que no escribe, tuviera el extraño tino de apellidarlo Barcena, más teniendo en cuenta su particular relación con la ley y el orden.
Por lo demás, la trama de Ruido de fondo es trepidante, intriga y cuenta más de lo que dice y en cierto modo reflexiona no sólo sobre la violencia, sino principalmente sobre la amistad, la relación de pareja y la lealtad. Un libro sin aditivos ni edulcorantes de lo más recomendable.
Andrés Barrero
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