Imagina que un día te da por escribir un libro y te conviertes en un superventas, qué bien, ¿no? Pues eso es lo que le pasa a Sara, la protagonista de Sara y el tigre amnésico, la primera novela de Álex R. Bruce.
Sara es una chica de Requena que vivía con su madre hasta hace dos años. Cuando opositó a maestra, la destinaron a Vall de Uxó, un pueblo alejado de su casa. Una tarde, aburrida, le dio por inventarse un cuento para regalárselo a su sobrino: José Luis y la bombilla. Una editorial se interesó por él y se lo publicó. Y ha tenido tanto éxito que ha pedido una excedencia para cumplir con sus compromisos promocionales. Ahora le ha tocado viajar a Oriente Próximo para proseguir con la gira.
¿Un libro infantil que se convierte en un éxito mundial? ¿No es un poco exagerado? Sí, la verdad es que resulta increíble, pero esa es una sensación que no nos abandonará en toda la lectura.
Volvamos con Sara. Qué suerte ha tenido esta chica, ¿verdad? Pues ella no lo ve así. Duda de su talento y se siente fuera de lugar en ese país extraño: ¿qué pinta en ese lujoso hotel?, ¿por qué en las presentaciones de su libro no hay ni un solo niño y ella es constantemente ninguneada? Menos mal que tiene a sus dos intérpretes: el granadino Miguel y la hermosa Rasha. Ambos son amables con ella, muy muy amables… y entre ellos, también; por lo que Sara tampoco sabrá a qué atenerse.
Con todos estos elementos, Álex R. Bruce nos mete en la cabeza de Sara para que experimentemos sus emociones a flor de piel y su sexualidad desatada. Sara hace cosas de las que jamás se creyó capaz, incluso cosas horribles, pero ni siquiera se para a pensar en ello y hasta se le olvida. No entiende lo que le está sucediendo ni lo que ocurre a su alrededor, ya que se ve envuelta en situaciones surrealistas.
Por supuesto, los lectores, que lo vemos todo a través de sus ojos, tampoco comprendemos nada. A medida que pasamos las páginas, el desconcierto aumenta, como si Sara se estuviera adentrando en una realidad paralela, en la que la fantasía se impone a la realidad. Tendremos que llegar hasta el final para que este viaje adquiera sentido para ella y para nosotros.
Con un lenguaje ligero cargado de humor, su autor, Álex R. Bruce, que es traductor e intérprete como dos de los personajes de su novela, plasma la confusión que provocan los países árabes en los visitantes occidentales y lo tramposa que es nuestra forma de interpretar la realidad, siempre adulterada por nuestra cultura, nuestros prejuicios, nuestras expectativas y nuestras inseguridades.
Sara y el tigre amnésico es una novela que explota la ambigüedad, para que los lectores nunca nos sintamos en terreno seguro e intentemos dar sentido a esta historia a partir de nuestras propias concepciones del mundo, filtrando, si somos capaces, las distorsiones de Sara. Quienes estén dispuestos a entrar en ese juego, disfrutarán de la lectura.
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