Reseña de la novela gráfica “Saudade”, de Phellip Willian
Hace años conocí a una niña que estaba muy unida a su madre. Pero su madre enfermó de cáncer y murió cuando ella tenía doce años. La niña se encerró en sí misma y su padre tampoco hizo nada por ayudarla, por apoyarla y estar ahí, por vivir juntos ese sufrimiento y superarlo de la mejor manera posible. La relación de ambos fue a peor y la niña creció convirtiéndose en una mujer extremadamente reservada, sin estudios, sin trabajo. Encerrada en casa mirando Internet. Así pasan sus días. Y el padre vive con ella, pero son sólo eso, dos extraños que malviven en la misma casa y no se soportan. De hecho, el padre nunca la soportó, no quiso entender su dolor ni compartir el suyo propio y apoyarse mutuamente. Y las personas de su alrededor, entre las que me incluyo, intentamos ayudarles… pero no sirvió de mucho. Nos cerraron la puerta de su corazón en las narices.
Os cuento esto porque la novela gráfica que hoy os traigo trata temas como el dolor, la pérdida de un ser querido, la superación, el duelo, el proceso de crecimiento, el amor por los animales y el apoyo de la familia. En Saudade, de Phellip Willian, encontramos a dos hermanos, Lara y Tomás, que han perdido a su madre hace poco tiempo, y de repente un buen día se topan con un cervatillo al que deciden dar cobijo y llamarlo León. Su padre está a su lado pero no sabe muy bien cómo gestionar el dolor y a veces los niños se sienten solos y desatendidos. Sin embargo, la llegada de León consigue que nuestros protagonistas se sientan más felices y responsables al tener que cuidar del animal. Lo que pasa es que la abuela, que viene para ayudar, no quiere animales dentro de la casa y entonces comienzan los conflictos.
Dos hermanos tristes y desolados. Un padre perdido y una abuela autoritaria. Estos son nuestros personajes, a los que vamos conociendo poco a poco en cada página. Y lo bueno es que las preciosas y expresivas ilustraciones de Melissa Garabeli nos acompañan en este duro pero hermoso viaje. Ilustraciones llenas de color y emotividad, que combinadas con el texto de Phellip Willian, hacen que el lector lleve a cabo junto a Lara, Tomás y León una experiencia de crecimiento y superación personal.
De hecho, tanto el prólogo como el epílogo me llegaron al alma y al corazón, ya que las frases que nos regalan, acompañadas de viñetas de León, invitan al lector a que reflexione sobre la vida y sobre aquellos que sólo están de paso y los que llegan para quedarse. Pero principalmente, nos hablan del paso del tiempo y nuestra propia madurez y crecimiento, sobre hacernos mayores y encontrar nuestro lugar en el mundo.
Así, Saudade, que quiere decir “nostalgia”, es una preciosa aunque dolorosa novela gráfica en la que experimentamos la pérdida de una madre, la aceptación de esa pérdida gracias a ese pequeño cervatillo al que al principio deberán cuidar pero igualmente tendrán que dar alas y proporcionarle libertad para que encuentre su camino. Del mismo modo, también nos pondremos en la piel del padre y la abuela y sentiremos sus miedos y el dolor por haber perdido una esposa y una hija. En ambos casos seremos testigos de la evolución de su relación y de cómo los dos unen fuerzas para criar y cuidar de Tomás y Lara. Dos niños que sin el amor ni el apoyo de sus seres queridos y la experiencia con León no habrían sido capaces de superar el duelo ni de crecer sin miedo a lo que la vida les puede ofrecer.