En el recurrente debate de si es mejor el libro o la película, se suele argumentar que son dos lenguajes distintos y, por tanto, incomparables. Sin embargo, hay libros que nacen destinados a ser película o, como en este caso, a la vez que la película. El secreto de Marrowbone es la primera novela de Sergio G. Sánchez y también su primera película como director, además de único guionista.
Entre los anteriores trabajos del autor destacan los guiones de Lo imposible, Palmeras en la nieve y, sobre todo, El Orfanato, la que fue su primera incursión en el mundo del largometraje, junto al también debutante —y ahora, internacionalmente conocido— J. A. Bayona. ¿Y por qué destaco El Orfanato entre sus guiones? Aparte de porque es la única que he visto de las películas mencionadas (las demás, no sé por qué, me dan mucha pereza), es la que más puntos tiene en común con su ópera prima como director. La infancia y sus miedos y la importancia de los lazos familiares son también los temas en torno a los que gira El secreto de Marrowbone.
No puede negar Sergio G. Sánchez que es guionista. La narración en El secreto de Marrowbone tiene mucho de lenguaje cinematográfico. Su forma de describir los gestos de los personajes y sus posiciones en el espacio en cada momento nos hace visualizarlo todo como una escena de cine. A ello ayudan las bonitas ilustraciones que acompañan al texto, que también recuerdan a un storyboard. Y, sin embargo, no cae en el error de presentarnos un guion adornado para hacerlo pasar por novela, sino que la historia funciona perfectamente a nivel literario.
«La memoria es pura creación. Ningún recuerdo es real. Cada día podemos reescribir nuestra historia», dice una de mis frases favoritas del libro. Y de eso va, al fin y al cabo, El secreto de Marrowbone: de los recuerdos como losa y como tabla de salvación; de la capacidad de reinvención del ser humano —y, sobre todo, de los niños— para sobrevivir a los terrores, ya sean los que provoca su fantasía o los que acechan al otro lado de la puerta, en el mundo real.
Sergio G. Sánchez nos cuenta la historia de cuatro hermanos, Billy, Jane, Jack y Sam, que han huido de un pasado lleno de horror y de secretos inconfesables y que ahora viven prácticamente recluidos en su vieja casa familiar, por miedo a que alguien descubra que su madre ha fallecido y los servicios sociales los separen para siempre. Y aderezándola con ternura, suspense, fantasía y terror, Sergio G. Sánchez nos lleva a dónde quiere y cómo quiere, para que el giro final nos deje del revés.
Quizá en esta ocasión, más que nunca, sea inútil preguntarse si el libro es mejor que la película, porque Sergio G. Sánchez ha imaginado la historia de estos cuatro hermanos y él mismo la ha adaptado a la gran pantalla y al papel. Tampoco merece la pena preguntarse si es mejor guionista, director o novelista. Dejémoslo en que es un gran contador de historias y disfrutemos de sus creaciones, sean en el formato que sean.
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