La portada me engañó. Piqué. Y nadie puede culparme, nadie. ¿Cómo iba a sospechar que lo que servía ese elegante pero esquelético camarero tuerto tras una barra algo descuidada, la verdad, sobre la que se veía un cóctel con un ojo por aceituna, una vela desgastada con churretones de cera y con unos estantes tras él repletos de pócimas, cabezas descompuestas, murciélagos embotellados y otros bichos y coronado por el título Shock Anthology no eran historias de terror? ¡Apuesto a que cualquiera hubiera pensado como yo, pardiez!
Pero no. No eran historias de terror. Alguna sí, pero la mayoría no lo son. Lo bueno de una antología es que siempre habrá algunos episodios que te gusten. Lo malo, que, lógicamente, habrá otros que no. Lo importante, en mi opinión, es que se ajusten a la temática propuesta y que el nivel, en términos globales, sea más o menos parecido y, a ser posible, parecidos para bien.
En Shock Anthology 1 estamos ante nada menos que 21 historias muy cortas. Tan cortas que una de ellas es de solo dos páginas. Pero lo que sorprende es, más que nada, el plantel de guionistas y dibujantes.
Y empezamos por todo lo alto, con una historia de Neil Gaiman. No es terrorífica, ni asusta, pero es de brujas, está pulcramente dibujada y se lee con mucho interés y respeto.
Vamos a ver también historias infantiles con final nada feliz, relatos espaciales, invasiones alienígenas fracasadas, relatos protagonizados por divinidades (El paso de la montaña, de Bill Willingham), páginas lacrimógenas con el 11-S de telón de fondo (Paul Jenkins), recuerdos de infancia (con lo que me gusta Mike Carey y no veo qué hace esta historia aquí…), historias basadas en hechos reales (con un final que te deja pensando: “bueno, ¿y qué?”)…
Pero sin ninguna duda las mejores historias son las del final, las que comienzan a partir de esa adaptación a los tiempos modernos y al noir de Capuchita roja. El dibujo, y el guion, de Ciudad muerta es para enmarcar, por su belleza y porque en cuatro páginas consigue infundir miedo al principio, ansiedad y una sonrisa al final. El siniestro encuentro durante un asedio militar en Vivir o morir es muy recomendable también. Involución muestra un apocalipsis trágico, como todos, Círculo de miedo es otra historia a tener en cuenta, con giros inesperados tras los giros.
Y las dos últimas, y para mí de lo mejor de la antología: Momentos y Un trabajo. Aparte de tener buenos guiones y ese giro final, tiene también un dibujo portentoso.
Así que, en líneas generales la antología está bien si vas buscando que la colección de relatos te deje en shock, lo cual es muy distinto, repito, a buscar historias de terror. Si vas a por esto último, vas mal.
La nómina de participantes la componen un montón de profesionales que te cagas (Azzarello, Starlin, Aaro Douglas, John Cassaday, Travis Moore, aparte de los ya mencionados Jenkins, Willingham y Gaiman) y como ya he dicho, aunque hay buenas y malas el resultado global es una colección muy interesante y entretenidas de relatos que no pueden encasillarse en ningún género en concreto porque toca muchos palos.
1 comentario en «Shock Anthology 1, de VV. AA.»