Si te abrazo no tengas miedo, de Fulvio Ervas
El amor de unos padres es algo esencial. Querer a los hijos, respetarles, comprenderles. Este mundo, probablemente, no seguiría su curso si esa relación no se estableciera de esta manera. Cuando se tiene un hijo, todas las responsabilidades caen sobre las espaldas, pero de la misma forma, y con la misma fuerza, el cariño evade cualquier agotamiento y una simple mirada, una simple sonrisa, puede cambiar todo los quebraderos de cabeza que la paternidad conlleva. Pero, ¿qué sucede cuando uno de tus hijos nace y desarrolla un trastorno? ¿Cómo afrontar ese hecho que ni la medicina sabe cómo solucionar? Hay personas que se derrumban, cayendo en picado en una espiral de tristeza y lágrimas, pero otras, aquellas con una fortaleza interna admirable, cogen el toro por los cuernos, patalean por su suerte, y siguen adelante enfrentándose a la realidad que les ha tocado y siendo felices. Eso es lo que vengo a contar aquí. Una historia de superación, una historia de un viaje que cambiará el corazón de dos personas, de todo el mundo en realidad, porque “Si te abrazo no tengas miedo” es un grito ante una sociedad que permanece dormida ante las injusticias, pero también es un grito de amor, un grito de amor desde la montaña más alta, donde el eco llevará las palabras a cada rincón del planeta.
Andrea es un chico especial, nunca ha sido como los demás. Por eso, y porque su padre se ha tenido que enfrentar a muchas cosas en la vida, decide hacer un viaje con él para poder conocerle, para afianzar sus lazos, y para descubrir que el amor, en su infinitas formas, es mucho más importante que cualquier trastorno, como lo es el autismo.
Lo difícil de las novelas que hablan sobre hechos reales, es ponernos en la piel de los protagonistas. ¿Qué haríamos en su situación? ¿Nos comportaríamos igual? ¿Llegaríamos a las mismas conclusiones? Lo importante, sin embargo, que contiene la historia de Fulvio Ervas no es eso. Lo importante aquí es el tema universal del amor paterno, del amor de la familia ante las circunstancias difíciles de la vida. Y es cierto que al final, en ocasiones, nos preguntamos una y otra vez qué es lo que nos pasaría por la cabeza si nos dijeran que nuestro hijo es autista, pero estoy convencido que un minuto después de que la verdad nos golpee en el pecho, en la cara, en todas las partes de nuestro cuerpo, seríamos capaces de ir hacia delante y querer, por encima de todo, a aquella persona que vive y no vive al mismo tiempo con nosotros. Lejos de presentarnos una historia en las que lo empalagoso puede más que el argumento, el autor nos embarca a todos en un viaje por toda América donde no existe un minuto de descanso, donde incluso el sueño se convierte en un aprendizaje de este mundo desconocido para muchos que es el autismo. Quizá esta sea simplemente una visión particular del trastorno, pero desde luego es un buen camino para entender y eliminar aquellos prejuicios que la mente humana ha creado sobre sus dificultades.
“Si te abrazo no tengas miedo” es un título lo suficientemente sugerente para que yo, en cuanto lo vi, me quisiera hacer con él. Poco sabía de la historia, y la verdad es que ha sido una sorpresa. Podría decir, sin equivocarme lo más mínimo, que este viaje interior supone llenar de admiración nuestro cuerpo ante un padre que lo da todo por su hijo, supone una visión descarnada pero a la vez delicada de lo que el autismo es, de lo que el autismo nos parece, de lo que el autismo podría llegar a ser. Y es que si miráramos un poco más a nuestro alrededor, nos daríamos cuenta de las historias tan extraordinarias que nos podemos perder, por el simple hecho de pensar que lo diferente es lo peligroso, cuando muchas veces lo que creemos normal es lo que nos acaba destruyendo. La historia de Andrea y su padre nos enseña que, en un mundo caótico, incluso los que ven el mundo a través de unas gafas diferentes son capaces de ser felices, de mostrar sus sentimientos, de querer a los demás sin ningún motivo aparente, devolviendo el cariño que sentimos por ellos sin ningún tipo de contraprestación. Amar lo diferente, ese podría ser el lema que rige las vidas aquí.
Decía antes que lo difícil de las historias basadas en hechos reales es ponernos en la piel de los protagonistas. Y aunque eso sea cierto, no lo es menos que cuando nos miramos en el espejo, podemos entender que, como a Fulvio Ervas, cuando la realidad intenta estropearle la vida, somos nosotros mismos quien tenemos que hacer una completamente nueva.
Las historias de superación suelen gustarme y por lo que cuentas, ésta no va a ser una excepción. Apuntada!
Besotes!!