Vengo con el corazón un poco encogido todavía, y eso que he terminado el libro del que vengo a hablaros hoy hace unas horas. Sabía que me iba a gustar —tenía esa especie de corazonada que se tiene cuando se ve un libro que te atrae de forma inexplicable— pero no esperaba que me gustara tantísimo.
Vereis, me gustan los thrillers. Es un género que intento leer a menudo porque suele recordarme por qué leo desde bien pequeña: hay algo en este género que me atrapa, que hace que desconecte del mundo real y que me evada de todo. Y, aunque también leo para aprender, para conocer, para viajar o para sentir cosas que están dormidas dentro de mí, sobre todo lo hago para desconectar. Y con el libro de hoy lo he hecho, vaya que sí…
Siete mentiras parte de una premisa muy simple: Jane le cuenta siete mentiras a su mejor amiga, Marnie, hasta que ya no hay vuelta atrás. Son amigas desde pequeñas, desde que coincidieron en la fila del colegio y ambas decidieron que estaban hechas la una para la otra. Desde entonces no se han separado más que lo imprescindible, aunque ahora las dos están descubriendo que hay más vida detrás de esa relación. Bueno, lo está descubriendo Marnie, que ha conocido a Charles —un estúpido engreído, según piensa Jane— y nunca ha sido tan feliz. En cambio Jane… Jane lo ha perdido todo. Se acababa de casar con el amor de su vida que de la noche a la mañana se fue, arrollado por un taxista. Desde entonces su único mundo era Marnie, hasta que ella se promete. Ese fue el momento de inflexión y ahí fue donde comenzaron las mentiras. Y a una pequeña se le fue sumando otra y otra, y entre ellas, Charles es encontrado muerto… ¿Qué habrá pasado?
Esta historia está narrada en primera persona. Jane nos cuenta todo lo que ocurrió hasta llegar a ese día del presente. Nos explica sus excusas, sus justificaciones por haber mentido así a su mejor amiga. Sí, es verdad que no le dijo que Charles no le gustaba para ella, pero eso es lo que hacen las buenas amigas, ¿no? En esa historia contada de tú a tú vemos un recurso de segunda persona muy interesante, ya que Jane se está dirigiendo todo el rato a alguien. Necesita explicar la historia en voz alta y los lectores vamos a ser testigos de ellos.
Como digo, me ha parecido muy interesante el formato que ha utilizado su autora, Elizabeth Kay, que ya con su primera novela demuestra tener un estilo muy marcado y muy prometedor. La novela engancha desde el principio, desde la primera mentira, y es muy difícil desligarse de la historia hasta que no se cierra definitivamente el libro. Incluso ahora, horas después —como decía al principio— sigo con el corazón encogido. Todo lo que pasa en esta novela, la forma en la que está contado, el juego con la mente del lector, las relaciones tóxicas que se suceden una detrás de otra, las excusas, las retahílas de justificaciones, el querer mostrar solo una versión… Todo eso forma un cóctel perfecto que engancha hasta el final. Sí es cierto que hay algunas partes de la novela que yo habría omitido (como por ejemplo toda la trama que cierne a una periodista que decide investigar por su cuenta la muerte de Charles y que, en realidad, no sirve para mucho) pero en general es una novela que me ha encantado y que recomiendo encarecidamente.
Me ha recordado bastante a La chica del tren por el formato elegido y por la forma de atrapar al lector, aunque si tengo que decir la verdad —y no voy a ser como Jane que cuenta verdades a medias— me quedo con Siete mentiras. De hecho, creo que es el mejor thriller que he leído en lo que va de año, y ya me he leído unos cuantos.
Sin duda, es un libro perfecto para pasar una tarde lluviosa de domingo, refugiado debajo de una manta y dispuesto a descubrir qué hay detrás de las mentiras de Jane y por qué no hubo nunca una octava.