¿Cómo es vuestro sofá? ¿Para dos? ¿Para tres? El de la historia que hoy os traigo es un Sofá para tres donde caben tres personas, dos chicas y un chico, con una cosa en común: su amistad desde el instituto.
Una amistad de la que empecé a formar parte desde el primer minuto sin apenas darme cuenta. Y, dentro de esa amistad, Aurora es la que va a acaparar nuestra atención. Una mujer de 33 años que trabaja en una biblioteca, con pocas experiencias amorosas y muchos libros en su estantería. Luego tenemos a Carlo, un italiano gay alegre y decidido; y, por supuesto, Lola, una chica directa y extrovertida que no se anda con rodeos desde que su novio, diez años mayor que ella, la dejó.
Una noche entra en la vida de Aurora Álvaro, un chico guapo y sexy, altanero y seductor que pone patas arriba la cabeza, el corazón y los sentimientos de nuestra chica. Pero no creáis que esta va a ser una relación idílica y llena de amor. Todo lo contrario. Esta será una relación tóxica donde las mentiras, los secretos, el alcohol y el sexo irán de la mano.
Y para colmo, Carlo y Lola se van a otro país dejando a Aurora sin hombros donde apoyarse.
¿Qué va a hacer Aurora? ¿Qué va a ser de ella ahora? ¿Será capaz de sobrevivir a todos estos cambios?
Como veis, el mundo de Aurora se viene abajo. Ella, una chica sin pretensiones, tranquila, acostumbrada a su rutina y a sus libros. ¿Por qué tiene que conocer a Álvaro? Tan risueño, tan atractivo y tan espontáneo que la vuelve loca. Pero, al mismo tiempo, tan chulo, tan prepotente y tan imprevisible que la saca de quicio.
Aurora es tan real y tan normal como cualquiera de nosotros. Por eso esta novela es tan sencilla de leer, porque parece que estamos escuchando nuestra propia historia o la de unos amigos. Cotilleando un poco, comprendiendo, experimentando, estando de acuerdo en unas cosas y no tanto en otras.
Así, la prosa natural y desenfadada de Diana Pardo Varela nos lleva por un camino de baldosas descolocadas, igual que las ideas y los sentimientos de Aurora, que se liberan a través de su vena escritora en el personaje de Valentina haciendo que el lector viva dos historias en una.
Un camino lleno de situaciones humorísticas, pero también dramáticas. Un camino que nos pone siempre en la piel de los personajes, sobre todo en la de Aurora. Un camino de sexo fuera de serie que convierte a nuestra protagonista en una adicta a una droga con nombre propio: Álvaro.
Y he de decir que empecé la novela intentando empatizar con Álvaro a pesar de ser tan egoísta. Y llegué a lograrlo… un poco. Después, según avanzaba la historia, hubo momentos en los que me hacía gracia y otros en los que le detestaba por su arrogancia, su chulería y por su falta de tacto hacia Aurora.
Si es que esto es como la vida misma, porque en un capítulo le odiaba y en otro caía rendida a sus pies, tanto o más que Aurora. Sin embargo, todo cambió para mí en la página 145. No os puedo decir lo que pasa ahí, pero os aseguro que me dejó paralizada, fuera de juego, igual que a nuestra protagonista.
En resumidas cuentas, Diana Pardo Varela ha hecho un gran trabajo al lograr que el lector pueda sentir tantas emociones diferentes en una misma novela: risas, llantos, pena, amor, odio, pasión, ira y asco.
Una novela rápida y absorbente que nos presenta una lectura amena, fresca y ligera con una única narradora en primera persona: Aurora. De este modo, en ningún momento podemos saber a ciencia cierta qué pasa por la mente de Álvaro.
Y creo que precisamente eso es lo que quiere la autora, que no lleguemos a empatizar con él, que seamos solo Aurora y nos enamoremos con ella, que suframos con ella y entremos dentro de su espiral adictiva y nociva para que comprendamos el peligro que existe en una relación así y en un hombre como Álvaro.
Y yo me he vuelto adicta a este comienzo de trilogía y a sus protagonistas, porque no solo Aurora es especial, sino que Carlo y Lola también lo son y tienen su propia personalidad. Todos dejan huella y nos recuerdan lo importante que es la amistad.
Por todo eso y más, esta historia la leeréis de una sentada y os dejará con ganas de más. Y qué mejor lugar para sentarse a leer que este Sofá para tres.