Me voy a remangar bien la camisa porque esta reseña ya me está haciendo sudar y ni siquiera la he empezado. Creo que voy a quitar la tirita de un tirón y me voy a lanzar a la piscina de cabeza. Allá voy.
Hoy vengo a reseñar Sol de medianoche, el libro que todos los fans de Crepúsculo llevábamos esperando desde hace casi una década. Quizás tu leyeras los primeros capítulos en su día —igual que hice yo— cuando se filtraron y empezaron a volar por internet. Hecho que hizo que su autora, Stephenie Meyer, decidiera dejar de escribirlo como castigo a todos los que habíamos estado pasando su novela. Desde aquí, Stephenie, lo siento. Cuando llegó a mis manos era todavía una adolescente que no sabía lo que hacía e incapaz de resistirse a leer esta historia.
El caso es que el mismo día que se puso a la venta, me llegó un ejemplar de este libro tan ansiado. No miento si digo que me he leído sus ochocientas páginas en unos cinco días y que me he quedado con ganas de más.
Para empezar por algún sitio, diré que la primera sensación que tuve cuando el libro llegó a mis manos fue, sinceramente, que era del todo innecesario. Pensé que era un sacacuartos al igual que lo fue Grey en su día. Porque sí, esta es la misma historia contada desde el punto de vista de Edward, nuestro querido (o no) vampiro. En ese instante, viendo la montaña de páginas que tenía delante, pensé que aquella no había sido una buena idea. Que este libro no me iba a aportar nada y que se me iba a hacer eterno; por mucho que me encantara la saga principal.
Sin embargo, cuando empecé a leer, me di cuenta de lo equivocada que estaba. Stephenie se centra en darnos a un Edward más humano de lo que cabría esperar. Inteligente, atento, detallista, protector y bondadoso. Y esa sensación choca mucho con la que tuve cuando leí Crepúsculo, donde deduje que Edward era bastante machista, celoso e incluso acosador. Pues bien, entendiendo su mente (que tampoco es tan complicada, vaya) he sacado la conclusión de que tal vez tenía esa sensación porque no contaba con la historia completa.
Para ponerte un ejemplo, siempre me había dado mucha rabia que Edward no quisiera que Bella se acercara tanto a personajes como Jessica o Mike. Me daba la sensación de que era un tema de celos infundados; en cambio, gracias a este libro he podido ver que esa reacción se debía a que realmente podía leer la mente de esos dos personajes. Y lo que encontraba dentro de ellas no era nada bonito.
Otro ejemplo: antes de leer Sol de medianoche tenía la sensación de que Edward era tan perfecto que hacía sentir a Bella como una inútil. Era como que un áurea de condescendencia rodeaba al vampiro constantemente, como si el reforzara ese pensamiento de que Bella era torpe hasta la saciedad. En cambio, ahora he podido comprobar que eso no es así, que él la admira de una forma que es hasta difícil de explicar, aunque sabe que, como humana, es frágil. No porque sea mujer, no porque sea joven, no porque sea torpe. Sino porque es humana. Sabe que su vida es finita y que en cualquier momento se puede terminar.
También es cierto que me da la sensación de que Stephenie ha querido «adaptar» esta historia a los tiempos que corren. Afortunadamente, los quince años que han pasado desde que se publicó el primer tomo han dado para mucho y han hecho que incluso podamos ver esta historia como algo desfasado en cuanto a relaciones. En su día ya se tachó de relación tóxica y ha dado mucho de qué hablar. Desde luego, en este quinto tomo no se desprende del todo de esa sensación, pero sí que la autora se lleva la historia a su terreno para justificar según qué actos. Las valoraciones las dejaremos a cargo de cada lector.
Para terminar, diré que lo que más me ha gustado ha sido que la autora no solo se centrara en Edward. Ha rescatado personajes que en la saga principal se quedaban escondidos (como Emmett, Jasper o incluso Esme) y que son tan interesante como los protagonistas. De ahí que el primer libro tenga (a ojo y recordando en la distancia) unas cuatrocientas páginas, y este tenga otras tantas de regalo.
La sensación que me ha dejado al terminar es la de un trabajo bien hecho. Tanto, que puede dar la impresión de que este libro y el primero han sido escritos a la vez. O, al menos, sabiendo que Sol de medianoche iba a existir en un futuro. De ser así, me quito el sombrero ante la autora porque eso explicaría muchísimas cosas de Crepúsculo que en su día se quedaron en el aire y que se quedaron a propósito, pensando en un mañana.
Sea como sea, a mí esta historia me ganó desde el momento en que comencé a leer el primer libro (allá por 2006) y que seguirá mereciendo mis alabanzas por mucho tiempo que pase. Al fin y cabo, me acompañó durante toda mi adolescencia y me demostró que era muy afortunada por haber hecho de los libros mi refugio.