Aunque la situación actual de la mujer trabajadora no es ni comparable a la que existía hace unos treinta años, las mujeres todavía tenemos que luchar para demostrar que valemos lo mismo que los hombres. Podemos trabajar, podemos conducir, mantener económicamente a la familia, viajar o pedir comida en un restaurante sin necesidad de que un hombre interceda por nosotras. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer. En España, más o menos el veinticinco por ciento de los puestos directivos son ostentados por mujeres. Todavía cobramos menos que los hombres, por hacer el mismo trabajo. Y todavía se tienen prejuicios en cuanto a nuestro físico a la hora de seleccionarnos para un puesto laboral.
Sinceramente, no tengo ni idea de si esto pasa igual en Suecia o no, que es donde vive nuestra protagonista, Natalia de la Grip. Una chica nacida en una familia pudiente que tiene una de las empresas más importantes de toda Suecia. Natalia tiene que lidiar con una familia que piensa que las mujeres están mejor en casa cocinando y cuidando de los niños. Aun así, ella quiere demostrar que puede ser un as de las finanzas y que puede llevar ella solita una empresa. Pero todo cambia radicalmente cuando se cruza en su camino David Hammar, el mayor rival de su padre en el mundo bursátil. Sin que Natalia pueda hacer nada por remediarlo y, contra todo pronóstico, se enamora perdidamente de él. Su vida, su orgullo, sus ambiciones y sus metas se verán sacudidos por ese hombre que la mira como si no existiera ninguna otra mujer en el mundo.
Solo esta noche sigue la tónica de esta reseña: empieza con una gran crítica a la sociedad al relatar todas las dificultades que tiene Natalia para demostrar que vale más que sus hermanos varones. Y poco a poco va transformándose en una historia de amor en la que tendrá que enfrentarse a su familia y luchar por sus deseos.
He escuchado muchas veces eso de que las mujeres no necesitan un hombre a su lado para poder tener éxito. Y conozco a unas cuantas que piensan que es un requisito indispensable el estar sola para poder crecer profesionalmente, que una no puede desarrollarse si hay un hombre cerca que la oprima. Simona Ahrnstedt analiza esta situación tomando como protagonista a una de estas mujeres. ¿Qué le pasará cuando el amor de su vida se le ponga delante? ¿Seguirá pensando que debe estar sola para poder alcanzar sus metas? ¿Comprenderá que ese resultado solo depende de sus ganas de conseguirlo?
Soy muy consciente de que el camino que tiene que recorrer un hombre para alcanzar sus metas profesionales tiene menos obstáculos que los que se podría encontrar una mujer. Sin ir más lejos, ellos no necesitan cogerse bajas por embarazo; no necesitan permisos para ir a amamantar a sus bebés. También es importante el matiz de que los baremos con los que se mide el éxito son típicamente masculinos, como la agresividad o la autoridad; mientras que los valores que caracterizan a las mujeres, como la negociación o la eficacia, en un mundo de hombres sigue siendo un signo de debilidad. Todo esto hablando a grandes rasgos y sin generalizar, por supuesto. Pero poco a poco las mujeres estamos demostrando que valemos lo mismo que los hombres. Sin importar que estemos solas o con uno a nuestro lado. Precisamente por eso, creo que Natalia se enamora de David. David, aunque ahora es uno de los millonarios más influyentes de Suecia, lo ha conseguido todo gracias a él mismo. Nacido en una familia humilde, abrazó las becas que le dieron la oportunidad de poder llegar donde está hoy. Le enseña a Natalia que los prejuicios deben quedarse en los años cincuenta. Que hoy, todo vale. Que da igual que seas mujer, hombre, flaco, gordo, negro o blanco: si te propones triunfar y trabajas duro, podrás conseguirlo.
Es curioso, porque había leído muchas novelas suecas, pero absolutamente todas eran novelas negras. Jamás había leído una historia romántica de un autor escandinavo. Pero está claro que los suecos y, en este caso, las mujeres suecas, también saben qué es el amor. Cosa que me alivia bastante, ya que empezaba a preocuparme por tanto afán por los crímenes. Así que, nada mejor que dejarse llevar por Simona Ahrnstedt a un paraje frío como el hielo y ver cómo se va derritiendo poco a poco gracias a Natalia y David.