¿Quién no recuerda la película de La Sirenita? Esa joven pelirroja que se enamoró de un humano y perdió su voz y su cola de sirena a cambio de un par de piernas para conocerle. Esa joven que, sin querer o de forma totalmente inocente, dio la espalda a su familia por un príncipe que realmente no conocía y que, si no la correspondía, pondría su vida en peligro. ¡Cuántas veces vería esta película! Y estoy segura de que vosotros y vosotras también. Y cómo soñamos con tener esa cola de sirena, cómo cantábamos “Bajo el mar” o “Parte de él”, lo que sufrimos cuando el rey Tritón destruyó la estatua de Eric… ¡Qué recuerdos! Pero, si reflexionamos sobre todo esto ahora, ¿qué nos parece esta historia? ¿Ya no estamos tan de acuerdo con esa imagen del amor verdadero y el sacrificio que nos ofreció Disney?
Esto es quizás lo que pensó Louise O´Neill cuando escribió esta novela. O quizás no. Pero conviene que nos paremos a reflexionar qué ocurriría si, de alguna manera, cambiaran las reglas del juego y la Bruja de la historia no fuera tan mala ni el príncipe, un héroe. Si todo se diera la vuelta y ya no fuera un cuento inocente, sino que fuera mucho más allá…
Y esto es lo que me he encontrado, sin querer, en Soñar con la superficie. Una novela valiente e increíblemente feminista que da un giro de 360 grados a la película de Disney y nos muestra las historias de sirenas que han crecido en una sociedad en la que los “sirenos” eran quienes decidían quiénes debían ser. Siempre debían estar guapas, delgadas, maquilladas y con joyas. Y lo que es peor: calladas y doblegadas ante su Padre, primero, al que nunca debían replicar ni llevar la contraria (ni siquiera expresar su opinión); y a su marido, después, que podía hacer con ellas lo que quisiera y cuando quisiera, incluso antes del matrimonio (una unión sagrada para ellos y principal objetivo de todas las sirenas que querían ser respetadas por sus iguales) y de los 16 años:
“Le pertenezco a mi Padre, y mi Padre ha elegido a Zale para mí. Pasaré de las manos de un hombre a las de otro, me traspasarán con un simple apretón de manos, y se espera que yo sonría mientras se cierra el trato.”
Como veis, es una versión algo exagerada del cuento. ¿O realmente no lo es? ¿Es todo esto lo que había debajo y siempre ha estado ahí, y nosotros no nos hemos dado cuenta? No sabría responder a esta pregunta, pero es muy interesante el planteamiento de esta autora. Y es increíble porque lo vemos también en el desarrollo del personaje principal. Gaia experimenta una evolución brutal desde el principio de la novela: de una chiquilla inocente, confiada, callada e incapaz de mostrar sus verdaderos sentimientos, opiniones y emociones; a una mujer segura de sí misma, valiente, fuerte y capaz de luchar por sus derechos y los de todas las sirenas.
Y si a todo esto le unimos una atmósfera oscura, en ocasiones algo aterradora y sangrienta, y un ambiente repleto de manipulación, supremacía y poder absoluto, ya sí que no es La Sirenita tal y como la conocemos. O´Neill va mucho más allá y nos presenta una historia compleja, adulta y profunda sobre el verdadero papel del hombre y la mujer en la sociedad. Además, nos plantea una doble moral y juega con nuestras percepciones de lo que es correcto y lo que no lo es. O lo que debería o no serlo. Por eso creo que esta novela, aunque parezca dirigida al público infantil-juvenil, es para mayores de 16 años o incluso para el público adulto, ya que es cuando realmente se comprenden los mensajes que quiere transmitir. Además, en muchas ocasiones, es cruel y muestra el límite al que realmente podría llegar el ser humano… Y llega incluso a asustar el punto al que se puede llegar.
He disfrutado mucho, desde el principio y hasta el final, con la lectura de esta novela. O, mejor dicho, ya que quizás “disfrutar” no sea la palabra más acertada para expresarlo, he reflexionado mucho desde que comencé a leerla. Porque quizás muchas de las historias con las que todos y todas nosotras hemos crecido no hayan sido lo “bonitas” o “románticas” que pensamos que eran en su momento. Ese modelo de felicidad que nos mostraban, que conllevaba buscar a ese príncipe azul o a esa princesa ideal, y que prometía un final en el que comeríamos perdices, no es la realidad ni tiene por qué ser el final más feliz.
Y lo vemos en las nuevas historias de Disney (por ejemplo, Frozen o Brave). O como bien nos muestra Soñar en la superficie: el auténtico final feliz es encontrar nuestro lugar en el mundo, ya sea en pareja o sin ella, y mostrar cómo somos realmente sin avergonzarnos o sentirnos desplazados por ello por parte de la sociedad. Y este es el mensaje, a grandes rasgos, que transmite este libro. O, al menos, con el que yo me he quedado. Y me parece muy importante que esto aparezca en las novelas juveniles, ya que es esencial que los jóvenes reflexionen sobre ello y sepan diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo moral de lo inmoral… O, al menos, ya que estos conceptos no siempre están separados, aprendan a hacerse preguntas a ellos mismos, ya que esto no siempre nos lo enseñan en el colegio.
¡Muy interesante reseña!
A pesar de todo La sirenita es mi princesa favorita, por esto mismo sería interesante leer una reinterpretación de la historia original y del clásico de Disney