Reseña del libro “Sueño de una noche de teatro”, de Mónica Gutiérrez
Un montón de personas de mi alrededor adoran a Mónica Gutiérrez y me han recomendado infinidad de veces que la lea, sobre todo La librería del señor Livingstone. Como no soy mucho de literatura feelgood, lo he pospuesto todo este tiempo, pero al ver que publicaba Sueño de una noche de teatro, he decidido que era la oportunidad perfecta para saldar mi cuenta pendiente.
El título, Sueño de una noche de teatro, no da lugar a equívoco: en esta novela hay mucho teatro. Para empezar, su elenco lo conforma una compañía de teatro, con Max Borges, el director, y Elsa Soler, la ayudante de dirección, como cabezas de cartel; cabe señalar que ninguno de los dos se encuentra en su mejor momento (bueno, en el caso del director, es lo habitual). También hay un actor protagonista borracho, una diva que teme estar en la recta final de su carrera y hasta un cameo de David Cameron, el primer ministro de Reino Unido.
Por otra parte, el hilo conductor de la trama son los preparativos de la representación de Macbeth, que parece abocada al fracaso. No es de extrañar que las citas de la célebre obra de William Shakespeare estén por todas partes: en los inicios de los capítulos y en los ocurrentes diálogos de los personajes, que mencionan más de un dato curioso sobre los temas más variados. Por supuesto, hay amor en todas sus variantes: de pareja, de potencial pareja, entre amigos, entre padres e hijos.
La verdad es que no quiero contar más detalles de la historia. Al fin y al cabo, esta novela es relativamente corta (doscientas cuarenta y cinco páginas, con interlineado generoso) y acabaría destripándola. Sin embargo, sí haré hincapié en su deliciosa ambientación, ya que Mónica Gutiérrez describe Barcelona y Edimburgo, las dos ciudades donde transcurre la novela, con tal dulzura y admiración que es imposible no querer viajar a cada uno de los rincones que describe. Y destacaré lo divertidos que son los diálogos, plagados de guiños al teatro, a Shakespeare, a la literatura. Aunque quizá me ha faltado tensión narrativa en el conflicto central, reconozco que Sueño de una noche de teatro es uno de esos libros que se lee en una o dos sentadas y con los que se pasan las páginas sin que a una se le borre la sonrisa.
Intuyo que es una obra menor de Mónica Gutiérrez, pero eso no quita que sea un buen acercamiento a su prosa y a su humor. Sueño de una noche de teatro es una lectura ligera, sin mayores pretensiones que dejarnos calentito el corazón, que no es poco ni mucho menos. Y ese objetivo lo cumple sobradamente, porque todos los elementos que componen esta novela son adorables y con una pizca de ironía, que siempre viene bien.
Ahora, más si cabe, tengo pendiente leer La librería del señor Livingstone o cualquier otra novela de Mónica Gutiérrez. Sin duda, esta autora es un refugio confortable al que recurrir cuando la literatura o la vida se ponen cuesta arriba, un medio efectivo para levantar el ánimo hasta a los lectores no asiduos al género, como es mi caso.