Superman: el hombre de acero 1, de Varios Autores
La historia se reescribe una y otra vez. El mundo del cómic ha inventado para nosotros, una y otra vez, variantes de la Historia que hemos leído una y otra vez en los libros de texto o en libros de ensayo, dedicando una página especial a eventos que nos demostraban que lo que creíamos cierto no lo ha sido para nada. ¿Qué pensaríais si yo os dijera que en Nagasaki no fue devastada por una bomba atómica sino por algo completamente diferente? ¿Me creeríais? Puede que vuestra mirada fuera reticente en un principio, pero va a ser abrir este cómic que tengo yo entre las manos y cagarse vivito. Lo podría explicar de otra forma, pero esa es la única que se me ocurre. Si intentáramos encontrar las pruebas que confirmaran de lo que os estoy hablando quizás no podríamos, pero ¿quién necesita pruebas si hay documento gráfico? Superman: el hombre de acero 1 es una de esas historias que nos ponen en canción sobre uno de los superhéroes más conocidos del planeta, por ello, sabed en todo momento que de lo que aquí se habla es de un Superman en esta puro, que vuelve a ser el héroe americano por excelencia pero al que algo ha cambiado. Y es que está a punto de enfrentarse a un enemigo que puede ser su némesis perfecta. Ahí es nada.
Sí, siempre lo he dicho, y lo repito aquí por si no había quedado claro: Superman nunca ha sido mi héroe favorito. La moralina americana que desprendía siempre acababa chirriándome y acababa yéndome hacia otros superhéroes más traumatizados por dramas infantiles (Batman y la muerte de sus padres) o incluso superhéroes con un punto bastante canalla (la nueva etapa de Green Arrow estará reseñada pronto, así que no os la perdáis). Pero lo que nos ha traído ECC en esta ocasión sí me ha gustado. Quizá porque en esta ocasión, como introducción a una nueva serie, se prescinde de todo el apartado moralizante y nos encontramos con un Superman apoteósico, con una historia corta pero que nos da el pistoletazo de salida para aquello que va a suceder en los siguientes números. El caso es que así sí me gusta Superman. Un héroe que tiene que vérselas y deseárselas para poder hacer que no muera nadie, pero que no puede impedir que algo se destruya.
En todo cómic, un apartado primordial a la hora de poder disfrutar como se merece una historia está en el dibujo que se nos presenta a los admiradores de los cómics. Si tuviera que tener un dibujante preferido, o una lista con mis tops de tops, sin duda Jim Lee estaría en las primeras posiciones. Tiene ese aire de dibujo épico que plasma en cada una de las viñetas, y que se engrandece en las escenas de acción. Me gusta ese sabor que deja entre explosiones y situaciones críticas. Y si a todo esto le juntamos que Scott Snyder se ha convertido en uno de mis autores de referencia en el mundo de los cómics, gracias a su etapa en Batman ha conseguido que no pueda dejar pasar la oportunidad de leer un cómic suyo, digamos que esta lectura es un must de los de la vieja escuela que nadie debiera dejar pasar. Tiemblo de emoción para poder leer el segundo tomo de esta serie, y para un fan crítico con las historias del héroe de la capa roja, eso es decir demasiado en un momento en el que hay demasiadas series que pueblan el mundo de las librerías y que se convierten en un bluff de dimensiones épicas.
Recapitulemos, para que no me deje nada en el tintero: una historia que reescribe la Historia y que nos introduce en el mundo de Superman de una forma increíble, un autor de referencia que consigue acaparar las atenciones de propios y extraños, un dibujante que hace que babee con cada una de las imágenes que aparecen, una emoción de necesidad del segundo volumen, y además, un regalito en forma de poster según la versión americana que hacen de Superman: el hombre de acero 1 en una película de acción en miniatura y que consigue lo impensable para mí: que quiera más de este héroe, quiero ver más destrucción, más pelea, más mala leche por parte de este hombre que parece no alterarse por nada, y unas últimas palabras que te dejan con la mosca detrás de la oreja, queriendo saber por qué Lois Lane, esa amada eterna de nuestro protagonista, tiene un papel fundamental en esta historia de bombas que no fueron, de otros Superman, de bases militares secretas y de armas que usar contra la humanidad y que nos darán buenos momentos, eso dadlo por palabra de comiquero empedernido. Por todo ello, ¿a qué esperáis leche?