Poner un superhéroe en la vida de uno siempre es una buena idea, no porque vuele ni tenga una fuerza descomunal sino porque sirve para recuperar la capacidad de asombro y de admiración, para mirar un rato la vida con ojos de niño. Exactamente igual que con este libro. Sus efectos son tan estimulantes que en lugar de leerse bien podría perfundirse, con receta, eso sí, pero en cualquier caso recomiendo la vía de administración tradicional. Laura Cárdenas tiene el don de empaquetar la vida en uno de esos objetos mágicos que conocemos como libros y que a fuerza de convivir con ellos nos acostumbramos a creer normales hasta que llega uno como Superman tiene los abdominales de espuma y nos recuerda que no, que no es un objeto más y que tiene el mágico efecto de hacerte sentir a través de los ojos cosas que generalmente precisan de invertir toda una vida para disfrutar. O sufrir.
Cuando Carlota se enfrenta al reto de empezar de nuevo no construye un nuevo mundo a su alrededor, sino que lo hace con su hijo como núcleo. Y lo consigue. Cuando Pablo aparece en su vida le da la vuelta a ese mundo que con tanto esfuerzo había creado pero no lo devuelve a su estado anterior, eso es imposible con un hijo de por medio, de forma que en Carlota se desata una batalla entre el mundo seguro que ha construido para su hijo y uno diferente en el que también tenga cabida su propia felicidad personal. Impresiona cómo Laura Cárdenas retrata esa lucha que en mayor o menor medida es inherente a la maternidad pero que en el caso de Carlota es doblemente intensa porque el mundo que ella conoce que no gira alrededor de un pequeño superhéroe le asusta y no quiere volver a él.
Carlota, Pablo, Hugo son personajes entrañables, uno los adopta especialmente si es tan afortunado como yo y los ha visto en pañales, pero Laura Cárdenas tiene un don, otro, para la construcción de personajes secundarios, de amigas, hermanos, padres… don que ya estaba muy presente en su magnífica obra anterior: Cuando el abecedario empieza por la z. Superman tiene los abdominales de espuma no es concebible sin Sonia, sin Guille, sin la familia, porque ya les dije que era vida impresa y la vida sin los amigos es menos hermosa, pero sobre todo porque aportan a la historia el equilibrio necesario para acompañar a Carlota y Pablo en su viaje. Si el lector necesita a los secundarios tanto como los protagonistas es que algo está bien hecho.
Un libro así no podría escribirlo cualquiera, manejar superpoderes (especialmente si son tan cotidianos como una sonrisa infantil, como la sonrisa de Hugo) puede resultar peligroso y se precisa de una autora como Laura Cárdenas, que es la feliz poseedora de algunos secretos fundamentales como por ejemplo el manual de instrucciones del delantal, que con una sencilla reubicación y cierta amplitud de miras se convierte en capa de superhéroe, de supermujer que para eso esto es una referencia musical y hay que ser exactos. Y algo de eso hay en Superman tiene los abdominales de espuma, que no habla de superhéroes sino de personas normales y corrientes que poseen ese superpoder tan infrecuente que es necesario para vivir que es ser capaz, pese a todo, de buscar la felicidad. Personas normales con pasados con los que negociar, con fantasmas a los que mirar a los ojos y con motivos por los que seguir adelante. Lo curioso, y es algo difícil de contar que Laura Cárdenas transmite a la perfección, es que los motivos por los que seguir adelante pueden ser a la vez las excusas para quedarse quieto. Un superhéroe puede salvar el mundo, pero si es pequeño, muy pequeño, debe entrenarse, porque el mundo es muy grande, y empezar por salvar una vida.
Superman tiene los abdominales de espuma es genuinamente emocionante, ágil y por momentos divertido pero que enfrenta todos los temas que se ve obligado a enfrentar, porque la vida es así, de frente, mirándoles a los ojos y sin la menor trampa. Por eso funciona tan bien, porque es profundamente honesto y todo lo que provoca lo hace como consecuencia de lo que viven los personajes, no como objetivo buscado por la autora. Laura Cárdenas conoce otro secreto que no tiene que ver con delantales, que se sepa, el secreto de la sinceridad.
Hay muchas formas de encontrar la felicidad y buscarla no es necesariamente una de ellas, pero parece indudable que sea como sea, lograrla requiere un esfuerzo. No voy a desvelarles la trama de Superman tiene los abdominales de espuma más allá de que es una historia de personas que se esfuerzan por lograrla. Este libro es lo que es tal y como lo cuenta Laura Cárdenas, yo podría relatar una a una las cosas que pasan en el libro y aun así no lo conocerían porque es lo que es en las palabras de su autora y su estilo tan fresco y personal. Una historia de amor, de formas de amar, y de familia, que es otra forma de amar. Pero también es otra cosa y esta sí me atrevo a decírsela: es una historia muy musical. Hay muchas referencias musicales en la obra (su autora es una enciclopedia musical viviente) y es uno de esos atractivos añadidos que a los lectores nos regalan esos escritores que no olvidan que nos gusta leer, pero también nos gusta jugar.
Es para mí especialmente emocionante reseñar esta obra, ver volar a quien has visto gatear es un privilegio, pero eso poco importa porque ustedes lo leerán con sus ojos, no con los míos y me atrevo a asegurarles que con esos, los mismos que redescubrirán el asombro y la ilusión de las historias contadas desde dentro, les ocurrirá exactamente lo mismo.
Andrés Barrero
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