Imaginad que la nave que transportaba a Superman hubiera aterrizado en el Reino Unido en vez de en Estados Unidos, logrando, con este mero hecho, que su vida se convirtiera en una comedia de los Monty Phyton; o que lo hubiera hecho en la Unión Soviética, transformando al Hombre de Acero en una especie de arma con la que meter el miedo en el cuerpo a los americanos en plena Guerra Fría. Raro, ¿verdad? ¿Y qué me decís de Batman y Harry Houdini uniendo fuerzas para resolver un crimen? ¿Y de Edgar Allan Poe, el cual se ve en la obligación de aliarse con un hombre que se disfraza de murciélago para poder echar el guante a unos asesinos? Parece poco menos que inverosímil, ¿no es cierto? La Liga de la Justicia de América convertida en monstruos y protagonistas de La isla del doctor Moreau, el clásico de ciencia ficción de H.G. Wells, es otro de esos experimentos que algunos guionistas han llevado a cabo en el sello Otros Mundos de DC (que en España publica ECC) y que resulta el punto en común de todas las historias que antes os he planteado. En Otros Mundos la premisa está clara: transportar a los superhéroes más conocidos de la editorial DC a lugares, mundos o circunstancias que nada tienen que ver con las que los catapultaron a los mitos que hoy en día son. Superman/Batman/Wonder Woman: Metrópolis es otro de esos cómics. Esta vez asistiremos al nacimiento de la trinidad fundadora de La Liga de la Justicia desde el prisma que ofrece el cine expresionista alemán.
La corriente artística que supuso el cine expresionista alemán nació a principios del siglo XX y, tomando las directrices que el expresionismo ya había dejado más que perfilado en las artes plásticas, se creó un estilo visual nunca antes visto en el cine en el que mediante las formas se intentaba acentuar el dramatismo. Se considera al film El gabinete del doctor Caligari como uno de los precursores de este tipo de cine, y junto a la, conocidísima, Metrópolis del director Fritz Lang, la película de horror Nosferatu y El ángel azul, protagonizada por Marlene Dietrich, conforman las fuentes de inspiración del matrimonio de guionistas Randy y Jean-Marc Lofficier y del dibujante Ted McKeever para llevar a cabo Superman/Batman/Wonder Woman: Metrópolis.
Superman: Metrópolis es la primera de las historias. Una distopía en la que las clases pudientes, más conocidas como patricios, viven a expensas de una clase obrera que trabaja sin cesar para que toda la maquinaria que hace que funcione la ciudad no se pare. Clark Kent vive entre los ricos y apenas tiene preocupaciones hasta que se cruza con Lois Lane, una revolucionaria que busca el equilibrio entre ambas sociedades. El amor entre el niño rico y la chica de clase baja será el inicio de una serie de acontecimientos que cambiarán el orden establecido.
Todos esos personajes que siempre han rodeado la figura de Superman, tanto amigos como villanos, así como su mitología, los podréis encontrar en esta historia, pero totalmente subvertidos, encajando adecuadamente hasta fundirse, de forma natural, con una narración que toma muchísimo del film Metrópolis de Fritz Lang.
Batman: Nosferatu se sucede inmediatamente tras la primera historia. Aquí el matrimonio de guionistas nos sumerge en las oscuras profundidades de la ciudad de Metrópolis. El doctor Arkham, director de una institución psiquiátrica, se valdrá de sus dotes hipnóticas para, a través de un paciente al que llama el Hombre Risueño (inconfundible alter ego del Joker) cometer un sinfín de atroces asesinatos. Un hombre intentará detenerlo pero será lanzado a las sombrías profundidades de la ciudad, resurgiendo, después, como Nosferatu.
Si en la historia anterior podíamos gozar del traje de Superman más extraño nunca antes visto en un cómic, en ésta asistiremos al Batman más oscuro, bizarro y retorcido que una mente (jodidamente enferma) haya podido concebir jamás. Claramente basado en el vampiro que protagonizaba la película de Nosferatu. Y es que esta historia es una simbiosis entre el film del chupasangre y el de El gabinete del doctor Caligari. Tomando de cada una lo necesario para crear un ambiente, de marcados colores fríos, tétrico, terriblemente lóbrego, opresivo, macabro por momentos y con tintes de novela de terror.
Es en Batman: Nosferatu donde se pondrán a prueba los posibles prejuicios que el lector pueda tener en lo referente a la parte visual. Yo, que casi me considero libre de esos prejuicios, cuando llegué a esta parte, y hasta que no me acostumbré, pensé que el dibujo era tan absurdo como intrincado. Hasta que empecé a disfrutar de esas perspectivas imposibles, de las sombras alargadas, de los rostros, cuerpos o edificios que se retuercen en ángulos imposibles, de la realidad deformada, del trazo brutal e insoportablemente grueso y del color que parece pastel al óleo.
La última de las historias, Wonder Woman: La amazona azul, se apropia de algunos rasgos de la película El ángel azul para reformular la historia de la heroína creada por William Moulton Marston. Diana es una muchacha que ejerce de cabaretera en un local de mala reputación conocido como El palacio del pecado y regentado por el Doctor Psycho. Ésta, ayudada por Steve Trevor, intentará por todos los medios recuperar unos recuerdos que le fueron borrados para mantenerla dócil e indefensa.
Es la historia de la amazona, y a pesar de que enlaza correctamente con las otras dos, la más floja, tanto en guion (narración apática y con prisas por acabar) como en dibujo (de trazo todavía colérico pero de color demasiado “usual”) de las tres.
Superman/Batman/ Wonder Woman: Metrópolis es una curiosa, valiente y muy arriesgada propuesta que empieza con gran fuerza, evoluciona hacia algo salvajemente visual (no apto para el lector medio de cómics) y termina por perder fuelle en el tramo final. Aun así, ya solo por su apartado visual, este tomo, por primera vez en español, es una de esas llamativas rarezas a tener en cuenta.