Reseña del libro “Temores crecientes”, de Manuel Dos
Seguro que lo he dicho alguna vez, pero Poe fue uno de los primeros autores que leí por iniciativa propia, lejos de los mandatos escolares y de las lecturas programadas. Y seguro que también he dicho alguna vez que uno de los primeros relatos que escribí, sino el primero, estaba basado en El barril de amontillado. En realidad era casi un vulgar plagio, lo reconozco… El caso es que Poe fue y sigue siendo uno de mis escritores favoritos, y aunque no me gusta releer historias ya leídas, sí que me gusta acercarme a todo lo que de alguna forma se relacione con el de Boston.
Pues mira por donde, la sinopsis de este Temores crecientes estaba muy pero que muy relacionada con el autor de El cuervo y en concreto con uno de sus cuentos, El hombre de la multitud. Un cuento que al principio yo no recordaba pero sí me sonaba. Un cuento al que puede que muchos de nosotros hayamos jugado en momentos en los que el aburrimiento se hace insoportable. El juego de intentar adivinar qué hacen o a qué se dedican las personas que desfilan ante nuestros ojos (captadora de ONG, monitora de taichí, electricista, repartidor de Glovo, maestra jubilada, parado,…) Hasta ahí, más o menos puede ser normal. Incluso hemos visto esto recurso para llenar dos minutos de alguna película. Pero, ¿y si de entre la multitud a la que se está intentando catalogar aparece un rostro, o mejor dicho, unas espaldas, extrañas? Alguien que no encaja, de aspecto inquietante. Alguien que parece esconder algo y esconderse en plena multitud, haciéndose invisible justo a la vista de todo el mundo. ¿Y si, como en el relato de Poe, Ana y Alba, las dos mejores amigas del mundo mundial, deciden seguir a ese hombre?
Temores crecientes se centra en esas dos mejores amigas y Manuel Dos ha captado con gran acierto a ambas chicas, que están hartas de sus vidas y que quieren cambiarlas. Chicas que en unos meses dirán adiós al instituto y comenzarán la universidad. Que son listas, guapas y tienen ganas de vivir la vida fuera de los corsés que se les supone a las chicas de su edad. Quieren romper los límites y escapar de la apática agonía adolescente en la que se encuentran sumidas ambas. Abandonar el hogar es el último paso, al menos de una de ellas, para sentirse plenamente libres. Escapar. Escapar de la realidad viendo y revisitando viejas películas o leyendo libros góticos, pero escapar y vivir a tope en busca de la magia que sospechan que hay en el mundo.
Sin embargo… sin embargo… pesadillas, sonambulismo… Ah, es que no quiero decir nada más. Manuel Dos ha conseguido continuar el relato de Poe. O más bien darle nuevos aires, y le ha sentado muy bien. No es necesario haber leído el relato original, ni mucho menos, para poder disfrutar y entrar a saco en este libro. Me ha gustado todo de él, empezando por la historia, que al principio parece ir por sitios a los que no tiene un destino al que llevarnos, (pero ni mucho menos, está todo bien hiladito), el retrato de las dos protagonistas, el vocabulario correcto y asequible y el final. ¡Ese final tan de Marvel que me tengo que morder la lengua para no contar nada!
Ya he dicho que soy poco de releer, pero este libro creo que ganaría con una segunda lectura, algo espaciada en el tiempo. Esa es la sensación que a mí, personalmente, me dejan algunos libros BUENOS. Y este me la ha dejado. Todo cobra sentido al final. Y sí, puede que sea un cierre simple (o puede que no), pero lo cierto es que yo ni sabía por dónde iban a ir los tiros al final, ni creo que todo tenga que ser sumamente artificioso para que guste.
Lo dicho. Temores crecientes es una gran historia, muy bien narrada, que te mantiene en suspense y de cuyos personajes, tanto principales como secundarios, no te importaría seguir leyendo más y más hojas.