Terra Alta, de Javier Cercas

Como siempre que asisto a la fiesta circense del Premio Planeta me gusta cerrar el círculo reseñando la novela ganadora, siempre que esta lo merezca y que la trama me llame a leerla, que no sería la primera vez que se ha dado el caso de que no. Pero en esta ocasión el caso es que sí, me llamó. Aunque, ojo, la novela me parece digna y por ello reseñable, y,  no obstante, no estoy tan seguro de que sea la justa merecedora del galardón. Planeta, como casi todas las editoriales, busca lectores, no autores, y eso es un hecho reconocido cada año por la propia editorial. Punto. ¿Que posiblemente se hubieran presentado mejores que esta pero Planeta cree que las ventas serán mejores si el nombre de Cercas aparece ligado al del Premio? Pos fale, pos m’alegro. Ellos sabrán…  Pero basta ya de estas zarandajas, que esos son temas de los que no me voy a ocupar y, además, me la pela. A mí, esta novela de Cercas me ha entretenido y ya.

Venga, al turrón.

Tenía ganas de leer algo de Cercas y ahí estaba la ocasión perfecta para el desvirgamiento de mi virginal mente lectora con este autor.

Una vez acabado el libro no puedo evitar recordar dos momentos protagonizados por el autor  en las ruedas de prensa posteriores a la entrega del Premio (la inmediatamente posterior y la de la mañana siguiente).

El primero, la negación absoluta de que el libro tratara para nada el procés, aunque la prensa haría lo que le diera la gana finalmente. Y fue cierto. La prensa hizo lo que le salió de los huevos y el libro menciona el procés anecdóticamente en un par de líneas y como mero elemento ambientador de la trama. Ni más ni menos.

El segundo, y tanto para mí, como para Cercas, más gordo y grave, es el tremendo destripamiento “como una catedral” que se hizo de la novela a la hora de presentar en la víspera a las diez finalistas. Eso sí que le sentó como una patada en los winfors.

Joder, venga de una vez, ya que no voy al turrón vamos a los mazapanes.

Una sinopsis que empieza con “Un crimen terrible sacude la apacible comarca de la Terra Alta…”, y que incluye “dos ancianos sometidos a atroces torturas” pues hombre, aparte de recordar algo a la estupenda Los Perros de Riga, de Mankell, hay que leerla sí o sí si te gustan las novelas de asesinatos, de descubrir al asesino, de seguir pistas, descartar sospechosos…

Del caso se va a ocupar Melchor Marín, un “españolazo”, un joven policía y lector obsesionado (mucho, mucho… demasiadísimo, por Odín bendito, realmente llega a cansar) con Los Miserables, capaz de bautizar Cosette a su hija, y que lleva cuatro años trasladado desde Barcelona hasta la Terra Alta por cuestiones de su pasado que es mejor que descubra el lector.

El libro va a ir alternando entre los pasos que se van a ir dando en la investigación y las analepsis de Melchor desde su juventud díscola, rebelde y al margen de la ley, pasando por el intento de aclarar un asesinato que le tocó de lleno y que es lo que le decidió a hacerse policía (imitando al personaje de cierta novela que ahora mismo no recuerdo…), hasta que tiene una vida más o menos estable y organizada. La estructura no cojea, está bien compactada y esa alternancia de tiempos se lee con gusto, casi con más gusto la parte en la que conocemos a fondo a Melchor que la de la propia investigación, la cual da la impresión de tratarse de manera algo deslavazada y superficial.

En Terra Alta, lo que prima es el protagonista. Lo que vive, lo que siente, lo que padece, sus deseos de esclarecimiento, sus deseos de venganza, sus ganas de dormir bien,… Esa parte es la mejor desarrollada y la que más me ha llenado, aunque tiene tramos que discurren con lentitud. En cambió la investigación… no es lo que esperaba. Es demasiado simple y hueca. Tanto que no puedo catalogar a esta novela como noir, ni policiaca, porque no lo es y es imposible tal calificativo.

Con estilo cuidado, pero sin florituras, cosa que se agradece, un estilo directo y sencillo, al autor se le nota preocupado por las ideas de venganza, de odio, de los falsos malos y los falsos buenos, pero sobre todo, por la noción de justicia y sus muchas y complicadas formas.

Es posible que Terra Alta sea el primer libro de una serie “policiaca” dedicada a Melchor Marín, y tendría sentido, ya que quedan cosas que explicar acerca de él, de su madre, de Vivales… Habrá que estar al tanto.

Resumiendo, una novela que entretiene y a la que acudir para desconectar del mundanal ruido sin mayores pretensiones que las meramente lúdicas. Porque al final, como le dice el Francés al protagonista, “la mitad de un libro la pone el autor y la otra mitad el lector”.

2 comentarios en «Terra Alta, de Javier Cercas»

  1. Totalmente de acuerdo con que la parte más interesante es la que se ocupa del protagonista, que a mi me ha recordado muchísimo al de un libro que leí el año pasado llamado El hombre de la gasolinera. El resto ni fu ni fa. Muy pesado con las citas de los miserables. Y el final es que está metido con calzador… Tenía posibilidades pero las desperdicia.

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