Reseña del cómic “The Banks”, de Roxane Gay
¿Qué tendrán las historias de atracos y/o robos que nos atraen tanto? Desde siempre. A todas las edades. ¿Por qué nos enganchan tan potentemente pelis como, El golpe, Ocean’s Eleven, The italian job o series como la española y estupenda La casa de papel? ¿Será que tal vez nos veamos reflejados en los ladrones? ¿En unos personajes cuya meta es o bien robar a quien tiene mucho para estar ellos algo mejor, o bien algo más personal y tirando hacia la venganza? ¿Empatizamos con ellos porque hemos visto sus orígenes (y no los de la víctima que sufre el robo), su motivación, su modo de vida, su injusticia… y queremos desde lo más íntimo de nuestro ser recompensarles animándoles a salir victoriosos del robo? ¿O será porque somos pobres y soñamos con estar nosotros también algo mejor aunque para ello tengamos que dar un golpe?
Seguramente sea porque, salvo raras excepciones, el escritor o director del libro o película quiere que sea así. Nos maneja para que nos pongamos de parte de los perpetradores de la estudiada hazaña. Y nos encanta porque nos da los antecedentes y justificaciones suficientes como para que vayamos con el equipo criminal. Puede que los ladrones de turno no sean buenas personas. Pueden que sean unos cabronazos sin escrúpulos de mucho cuidado y que incluso arrastren delitos de sangre. Pero aquel a quien van a robar, lo es mucho más y se merece ser robado.
Y también nos atraen mucho estas historias porque mola mil ver los cada vez más meticulosos preparativos que hay que dar para que todo salga perfectísimo y con precisión casi milimétrica.
Hasta aquí mi teoría. The Banks viene a confirmarla. Celia Banks es agente de inversión (otra forma de robar según se comenta en las propias viñetas más de una vez) para una potente firma en la que parece que su esfuerzo y trabajo va a propiciarle ser socia. Celia fue la primera de la familia que pudo ir a la universidad y si esto fue posible fue gracias al trabajo de su madre y abuela, trabajo que no ha sido otro que el robo profesional y de forma bastante notable. Tan notable que nunca han pisado la cárcel. Sin embargo, Celia no quiere saber nada de ellas ni de su forma de ganarse la vida y se ha ido distanciando cada vez más de la familia.
Pero cuando una frustración laboral se une a una jugosa información oída en un cóctel Celia ve la ocasión perfecta para dar un golpe de dimensiones épicas… si sale bien. Y claro, este va a ser el pegamento para que la familia vuelva a estar unida, al menos lo que dure la planificación y ejecución del palo. Aunque hay quien muestra reticencias y no ven claro el asunto.
No va a ser coser y cantar, desde luego, nunca lo es. Una detective se huele algo. Hace tiempo que sospecha de madre y abuela y, aunque no tiene pruebas, anda al acecho esperando sorprenderlas en algún desliz.
Y, por si fuera poco, otro elemento, esta vez del pasado, va a dar el empujón definitivo a las que más indecisas se mostraban, pero eso es algo que ya me voy a callar.
La lectura es entretenida y la autora, Roxane Gay, sabe cómo mantener el interés en una trama cuyo ritmo va de menos a más. A destacar la credibilidad de los diálogos despifollásticos y la verosimilitud de las pullas y relaciones más que realistas de las tres mujeres protagónicas.
Puntos débiles: a pesar del buen ritmo, como he mencionado anteriormente, queda una sensación de final apresurado, de querer acabar o rematar la trama deprisa. Esa es, al menos, la impresión que tuve.
Por otra parte, el dibujo sin destacar es efectivo aunque hay también viñetas en las que se prescinde de fondo ambiental dando lugar a una sensación de viñeta “pobre”. El color sí, es un acierto total.
The Banks es un buen cómic de robos que mezcla el sabor de las viejas técnicas con el de las nuevas tecnologías y en el que se resalta el valor de la familia gracias a un gran dominio de los diálogos y de la psicología de los personajes.