Hay cosas muy difíciles en la vida. Escribir esta reseña, ser la protagonista de este libro, o darte cuenta de que si miras por la ventana en realidad tú mismo podrías estar protagonizando una novela distópica.
Escribo estas líneas desde detrás de esa ventana, que me deja ver una calle que ahora ya solo piso para ir a trabajar. Espero que dentro de unos días, cuando esta reseña se publique, no hayamos perdido la cabeza. No sé, al menos, si la perdemos, siempre nos quedarán los libros.
Y los libros como el que os presento hoy me parecen una opción perfecta para estos días de confinamiento —y para los demás también, qué tontería—, y es que se trata de una novela de esas que, a pesar de tener más de quinientas páginas y de parecer una montaña difícil de escalar, os aseguro que no os durará más de dos días.
Ahora, lo complicado viene aquí. Cuando os tengo que contar de qué va, pero no quiero contar de qué va.
El libro en cuestión es Tierra, de Eloy Moreno. Ya me pasaba por aquí hace unos meses para hablaros de otro de sus libros —Invisible— y ya entonces sudé la gota gorda porque no quería desvelar absolutamente nada de la trama y aun así quería convenceros de que lo leyerais. En serio, si no lo habéis hecho todavía, este es el momento.
El caso es que con Tierra pasa un poco más de lo mismo. Nos encontramos con una sinopsis misteriosa que poco desvela sobre la trama, una portada donde aparece una chica con una cámara de fotos que pasea por delante de lo que parece ser un lago o un iceberg, y nada más. Todo misterio y todo intriga.
La verdad es que no sabía muy bien lo que me iba a encontrar dentro de estas páginas. Me imaginaba algo así como una historia muy humana donde se hablara de hallar la esencia de uno mismo, donde hubiera lucha de poderes y donde el destino tuviera un papel importante. Y sí, todo eso lo he encontrado, pero quizás no de la forma que yo esperaba. De verdad os digo que me ha sorprendido muchísimo, y es que dentro de esta novela encontramos dos historias paralelas (una en el presente y otra en el pasado) que se van entrecruzando hasta que todo tiene sentido al final. En dos días me había terminado la novela y me había quedado con ganas de más. Y con miedo, al darme cuenta de lo real que había sido todo aunque muy ficticio a la vez.
De verdad que siento no poder contaros más. Me encantaría poder decir que la historia es tremendamente original y explicaros por qué, pero con pelos y señales. Sin embargo, no lo voy a hacer. Me encantaría poder destriparos la personalidad de la protagonista y un deseo que le persigue durante toda la novela. Sin embargo, tampoco lo voy a hacer. Y, por supuesto, me muero de ganas por explicar esa conexión que une la novela con nuestro día a día. Pero no, eso tampoco lo voy a hacer.
Me está costando horrores continuar escribiendo sin que se me escape nada. Así que, sin más dilación, lo voy a dejar aquí. No sin antes decir que ese reflejo de nuestra sociedad lo verá todo aquel que se asome a las letras de Eloy Moreno y que, gracias a él, no podrá evitar acabar pensando si estamos todos yendo por el buen camino o no.