“La vida a veces duele.
PAM.
Como un pinchazo.”
Así comienza Alejandra Remón una de sus reflexiones, recogidas en Todas aquellas veces y otros asuntos pendientes. Y qué razón tiene… A veces, la vida duele demasiado y nos sentimos impotentes porque no podemos hacer nada para aliviar ese dolor. Y, a veces, ni siquiera tenemos palabras para describir cómo nos sentimos. O no nos sentimos lo comprendidos que esperamos. Y eso nos produce ira, hastío y soledad.
De esto nos habla Alejandra en su nuevo libro. Pero no solo de emociones negativas, sino de todo aquello que le ha ocurrido, ha vivido o le gustaría vivir. Es una compilación de pensamientos, reflexiones en voz alta, opiniones que le gustaría compartir con todos aquellos que se animen a leerla. Y son emociones muy humanas que todos experimentamos y que no siempre nos gusta compartir con los demás. Bien porque nos sentimos inseguros, porque no queremos ser juzgados o porque, de nuevo, no nos sentimos lo comprendidos que esperábamos.
Por todo esto me he sentido tan identificada en este libro. Porque no importa cómo te sientas, siempre habrá alguien que te comprenda y esté ahí para cogerte de la mano y decirte: “No estás sola. La vida también se trata de eso: de sentirte al borde de un precipicio, a punto de caerte. Para que valores los pequeños detalles del día a día que te aportan felicidad, esas cosas que te hacen ser único y esas personas que te sacan una sonrisa hasta en el día más oscuro.” Porque, muchas veces (demasiadas), no valoramos lo afortunados que somos por las pequeñas cosas. Y esto, entre otras cosas, es lo que he encontrado en esta preciosa recopilación.
Porque es increíble cómo esta autora, a través de cada una de las páginas de este libro, contagia sus ganas de vivir, conocer gente nueva, experimentar sensaciones desconocidas, cometer errores para aprender de ellos, viajar a lugares desconocidos, conocerse a uno mismo, reencontrarse cuando nos sentimos perdidos… De avanzar, sin quedarnos atascados en recuerdos que no nos permiten continuar nuestro camino. Y no es lo mismo pensar esto en soledad que sentarte junto a alguien que está experimentando lo mismo que tú. O que ya lo ha hecho y le gustaría compartir su experiencia.
Y es que de eso se trata (o eso nos enseña Alejandra Remón): de compartir experiencias. De vivir acompañado, sin importar las decepciones que nos impiden volver a confiar como deberíamos. Pero también se trata de saber vivir solo. Contigo mismo. De tener un diálogo contigo mismo cada día, aprender a saber lo que quieres o necesitas de la vida para continuar dando los pasos que necesitas para encontrar tu propio camino, incluso con esa piedras que, a veces, nos hacen tropezar y nos provocan dolor. Y me ha encantado cómo lo plasma en sus páginas, con sencillez, pero también con muchísimo sentimiento y preguntas que nos anima a hacernos a nosotros mismos y preguntas que no tienen respuesta pero sobre las que deberíamos pararnos a reflexionar.
Y, además, acompaña cada una de estas reflexiones con fotografías propias que no podrían ser mejor compañía para su lectura. Todo ello en una edición muy cuidada, casi de coleccionista, que hace aún más fácil (de lo que ya es) su lectura. Porque a mí, al menos, me duró tan solo dos noches… Pero lo mejor de este libro es que te puede acompañar siempre, porque es de esos a los que recurres cuando te sientes perdido y necesitas palabras que te animen, te reconforten y te animen a continuar en una sola página o dos.
Lo nuevo de Alejandra Remón, Todas aquellas veces y otros asuntos pendientes, me ha dejado con una sonrisa en los labios y con una motivación inmensa para arriesgarme y, quién sabe, cometer errores, pasar página, pedir perdón y continuar descubriéndome a mí misma. Me ha encantado las emociones tan humanas que describe, puesto que es muy fácil empatizar con ella y con lo que escribe en cada momento. Y deja huella. Y con eso es con lo que me quedo. Pocos libros dejan huella de tal forma que piensas en ellos incluso en momentos cotidianos del día a día. Esto es lo que los hace especiales. Así que seguiré atenta a los pasos de esta joven y talentosa escritora, con la que parece que me unen tantas cosas.
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