Todas las miradas del mundo, de MIguel Mena
Miguel Mena es muchas cosas, pero yo siempre he pensado que es sobre todo un gran comunicador. Como todos sabéis, Miguel Mena es periodista, locutor de radio, escritor, poeta, ciclista, fotógrafo, …He leído varias cosas de Mena, desde literatura juvenil muy entretenida como “Bendita calamidad”, novela negra y hasta un libro tan atípico, inclasificable y absolutamente recomendable como “Piedad”.
El último libro de este el autor, “Todas las miradas del mundo”, nos lleva a un tiempo pasado, 1982. Poco más de treinta años nos separan de ese perfecto retrato social que nos ofrece Mena. Treinta años y sin embargo reconozco la mayor parte de los hechos que narra. (Yo también voy ganado años, ¿o debiera decir “ganando con los años”?) No me refiero a la historia central del libro, claro, que esa es ficción, sino a todo lo que hay alrededor del Inspector Mainar.
Sí, porque el mundial de fútbol parecía que todo lo inundaba en aquellos lugares en los que había una de las sedes del campeonato. Yo, como pueden imaginar, lo viví en Zaragoza. No recuerdo que partidos se jugaron allí, sería tan fácil como teclear en el ordenador y ya está, pero si no me interesó entonces tampoco tiene mucha importancia hoy.
Sí recuerdo a “Naranjito” y que entonces había dibujos animados de este personaje, y que aunque no quisieras alguno veías, he de reconocer que me parecía algo cutre, nada que ver con el “Cobi” de las olimpiadas de Barcelona diez años más tarde, pero en 1982 estábamos en plena transición, y aunque entonces no lo creyésemos eran tiempos de construcción aunque todo lo que percibíamos la gente normal era una gran sensación de destrucción de todo lo que había a nuestro alrededor.
Todas las miradas del mundo es una novela negra, de eso no tengo la menor duda a la hora de clasificarla, pero el autor crea una especie de patchwork, unas cuantas tramas que no son posibles unas sin otras para poder dar sentido a la novela en su conjunto. Supongo que porque cuando se trata de mostrar una época concreta de un país tan convulsionado como lo era entonces España no es posible hacerlo de una forma lineal, sería demasiado simplista.
Y será por todo eso que el inspector Luis Mainar es un policía como casi todos los que vemos en las novelas, solitario y dolorido por la vida, pero no eran así, y queda bien reflejado en la narración, muchos de los que había en la España en 1982. Miguel Mena nos muestra a Mainar por dentro y por fuera a través de diálogos y de sus propios actos, un hombre divorciado con una hija muy pequeña con algún tipo de discapacidad. Es posible que muchos lo recordéis de aquellos “Días sin tregua” publicada en 2008.
Nuestro Inspector, un experto en secuestros, será reclamado en Málaga donde ha desaparecido un miembro de la delegación Neozelandesa, al mismo tiempo y con la misma dirección se desplazará un comando de ETA con intención de dejar un amargo recuerdo del mundial en esa ciudad. Un grupo de jóvenes fascistas y otro de delincuentes de medio pelo, así como la delegación Soviética, se entremezclaran para dar sentido a la novela.
Una buena novela negra, sólida, amena y creíble, pero también una crónica social de la Transición… Y algo más, porque en Miguel Mena siempre hay ese algo añadido que logra conmover al lector, y Todas las mi¬radas del mundo no es una excepción, en ella veremos sus pasiones, el fútbol y la política nacional e internacional aunque traducida en historias ciertas y concretas, momentos que reflejan la realidad de un momento en la historia, esta historia de la España de funerales de víctimas de ETA y entierros de víctimas de la COLZA.
El asunto de la colza, sí, otra parte de la historia dolorosamente cutre de este país.
Como siempre nos encontramos con una forma limpísima de escribir, ni una palabra de más pero tampoco ni un matiz de menos, porque si les decía que para mí Mena es un gran comunicador, es porque sabe hasta dónde y con qué palabras llegar al lector sin cansarle, pero lo que es más, haciéndonos participar en la trama a través de nuestros propios recuerdos. También este tipo de lenguaje lo hace accesible para aquellos chavales a los que queramos hacerles ver como era realmente la España del “Narajito”.
Susana Hernández
¡Ay, sí! Jajaja, la España del naranjito, la colza y episodios similares. Yo también me doy cuenta de que tengo unos años, 😛
Decir de un escritor que es un gran comunicador, para mí es un gran piropo, porque cumple esa otra función de la cultura, que sin ser predominantemente artística, es vehicular (no sé di esta expresión esta bien dicha) pero quiero decir que es una estupenda forma de de forma amena, sin enterarte, a través de una historia, de llevarte un pedacito de tiempo.
Ya sabes que no soy mucho de novelas policíacas o de trama negra. Pero me quedo con lo castizo de tu escritor, que ya puedta, si he de coger una novela negra, ¿por qué no una de este período tan cutre de la Transición? 😀 (no creo que haya mucha novel escrita con escenario de fondo esta época).
Un abrazo 😀
Pues así es, si uno logra recordar algo de todo esto, es que, efectivamente ya tiene una edad 😀
Tienes toda la razón, yo también creo que no se ha escrito mucho sobre esa época, porque yo creo que cuando tocaba escribir sobre ese día a día, la mayoría optó por escribir por ese tiempo sobre el que nunca se pudo hablar: La Guerra Civil y la represión posterior.
Es por eso que este libro me ha parecido tan interesante, porque nos trae, además de la trama novelesca, trocitos de visdas de aquel momento, y una imagen y sensación general de como se vivía.
También es posible que sobre esa época haya muchas imágenes … pero nada como la imagen que nos de un buen escritor 😛
Besicos !