Todo arrasado, todo quemado, de Wells Tower
Historias de personajes a la deriva, de perdedores, de inadaptados, contadas con un humor tan negro que roza la crueldad y con una sensibilidad que conecta directamente con el corazón del lector.
Un terrible vikingo, blandiendo hacha y espada, observa fijamente al lector desde la portada. Su actitud amenazadora parece subrayar el título del libro: Todo arrasado, todo quemado. Pero no nos engañemos, el primer libro de Wells Tower no fue uno de los debuts literarios más celebrados del 2009 en EE.UU. por ser una historia épica de rudos navegantes nórdicos.
Todo arrasado, todo quemado reúne nueve relatos de este joven escritor canadiense afincado en EE.UU., nueve cuentos cargados de humor negro sobre personajes de todo tipo –incluso un vikingo– cuyo denominador común es su dificultad para integrarse en su entorno.
Los críticos han comparado los relatos de Wells Tower con los de John Cheever o Raymond Carver. Estos autores retrataron las clases medias y bajas de la sociedad norteamericana de los sesenta y setenta, componiendo magníficos relatos poblados de seres solitarios, de derrotados, de personajes atrapados en unos esquemas sociales en los que no terminaban de encajar.
Aunque los tiempos han cambiado, los perdedores siempre serán perdedores y sus historias son ahora tan duras y descarnadas como hace 50 años. Por otra parte, la prosa de Wells Tower alcanza una calidad equiparable a la de sus predecesores, aunque su lenguaje es quizá algo más explícito. Así que la principal diferencia, el rasgo característico debemos buscarlo en su afilado sentido del humor, negro hasta la crueldad.
Los relatos de Todo arrasado, todo quemado son historias de personajes a la deriva: adultos fracasados y alcohólicos, viejos decrépitos, adolescentes perdidos, niños inadaptados… Individuos superados por las circunstancias que tratan de sobrevivir de la única forma que creen posible –el alcohol, el cinismo, el aislamiento– o que, directamente, se abandonan y se dejan hundir. Incluso el vikingo de la portada no es más que un pobre hombre hastiado de matanzas y aventuras.
Realmente, los relatos de Wells Tower no son cuentos en sí mismos. Se asemejan más a fragmentos de historias o a capítulos de novelas, no sólo porque no tienen un principio y un final definidos, sino porque en ellos el autor es capaz de dotar a los personajes de una profundidad, de una textura que habitualmente sólo se encuentra en obras de mayor desarrollo.
Con ese humor negro tan descarnado, con esa sensibilidad para captar la esencia de la desesperación de sus personajes, lo que consigue el autor es, al tiempo que destapa sus flaquezas y sus miedos, subrayar su belleza brutal y primigenia. No se trata del estereotipo del beautiful loser, en el que la derrota es una renuncia voluntaria, una elección estética: los personajes de Wells Tower son vulgares y sórdidos; a veces generosos y otras egoístas, siempre obstinadamente humanos. Los relatos de Todo arrasado, todo quemado recuerdan al álbum de uno de esos fotógrafos que retratan a gente normal y corriente, a esos desnudos en blanco y negro de hombres y mujeres cuyos rostros y cuerpos están muy lejos de ser perfectos y, sin embargo, es ahí donde reside su belleza.
Puede que éstos sean los cuentos que escribiría John Cheever si viviese hoy en día. O los que firmaría David Gates si se dedicase a escribir relatos en lugar de novelas. Las comparaciones están bien, pero Wells Tower escribe con voz propia; una voz descarada, actual, mordaz. Es pronto para afirmar que la literatura anglosajona tiene una nueva estrella, pero Todo arrasado, todo quemado es una lectura original y adictiva, a ratos divertida y a ratos amarga, siempre estimulante.
He devorado Todo arrasado, todo quemado con avidez y pasión. Sus relatos son intensos, divertidos e irónicos, y con eso basta para que su lectura sea recomendable. Pero además tienen algo difícil de definir, algo casi inasible que consigue conectar con lo más íntimo del corazón del lector.
Javier BR
javierbr@librosyliteratura.es
Intuyo que es el tipo de literatura que probablemente me gustará.
Un saludo!
Hola Javier. Desde ya te digo que mañana mismo estoy yendo a la librería a ver si puedo conseguir este libro. Guiándome por tu reseña, me hace acordar muchísimo a Hijo de satanás, y Música de cañerías, de Bukowski. Estos dos libros de cuentos también hablan de perdedores, de marginales y de maginados, con ese humor que sólo Bukowski posee (esta es una impresión mía). Y al igual que el libro que comentás, los cuento no tienen principio ni final, son solamente trazos en las vidas de algunas personas, generalmente cargadas de un gran sarcasmo, y haciendo una feroz crítica al sistema social en el cual estamos todos metidos, y del cual es muy difícil escapar.
Al igual que Iván, le tengo fé.
Saludos.
Estimados, me gustaría saber donde poder comprar este libro, muchas gracias.
No suelen gustarme los libros de relatos no continuados, o al menos que no me den esa sensación de continuidad, pero este me da la impresión, por lo que nos cuentas, que es especial, que logra dibujar bien a los personajes, darles profundidad. Lo leeré… Y te contaré.
Un abrazo!
Iván, Darío, si os gusta ese tipo de lectura, de personajes, un poco transgresora, un poco gamberra también, creo que sí os gustará este libro. Ya me contaréis. Gracias por vuestros comentarios.
Poemas, por tu URL parece que escribes desde Argentina ¿no? No sé dónde se consiguen libros de la editorial Seix Barral allá o si este autor publica con otra editorial. Lo consultaré con nuestras compañeras argentinas. Un saludo y gracias por comentar.
Susana, aunque los relatos de Wells Tower sean “abiertos”, sus argumentos sí tienen bastante desarrollo. Lo que pasa es que se centra mucho más en elos personajes que en la historia.
Un abrazo.