Una cosa es quiénes somos y otra bien distinta es quién queremos ser. El caso es si se puede elegir quiénes somos. Y yo tengo que contestar: por supuesto que sí. Y Nora Roberts lo explica muy bien en su nuevo libro: Todo lo que no ves.
Si hay una novelista prolífica en la faz de la Tierra, es ella. Nora Roberts promete best seller tras best seller, y nunca falla. Como he dicho en todas las ocasiones en las que me he pasado por aquí para hablar de ella —y no son pocas—, esta autora estadounidense tiene la capacidad de convertir en oro todo lo que toca. Sabe darle al lector lo que quiere: misterio, amor, personajes grises y verdades que todos sabemos que están ahí y que muchas veces nos negamos a ver.
La nueva propuesta que nos trae es la siguiente: la familia Bigelow tiene todo lo necesario para describirla como perfecta. El marido es un cirujano de renombre, la mujer es la ama de casa ideal y los hijos apuntan maneras para convertirse en la envidia de cualquier familia. De puertas para fuera todo es envidiable, perfecto, sano. De puertas para adentro… No os podéis ni imaginar lo que ocurre dentro de ese hogar. El padre es un maltratador de los pies a la cabeza; no solo maltrata a la mujer, también paga su mal humor con su hijo mayor. Y, más allá de eso, la madre no es capaz de detener a su marido cuando está viendo que su hijo es la víctima. La única que se salva es la hija pequeña. Y menos mal.
La situación se va haciendo cada vez más insostenible hasta que ocurre un hecho horrible que hará que toda la historia cambie. Zane, el hijo mayor, tomará las riendas de la situación. Y todo eso le llevará, años después, a conocer a una chica que ha pasado por algo parecido a lo que él vivió de adolescente. Esa unión, marcada por el trauma, la tristeza, el dolor y, sobre todo, la impotencia, hará que sea especial. Sin embargo, el pasado no se quedará tranquilo y volverá para remover las aguas de un mar que ya parecía en calma.
Nora Roberts lo ha vuelto a hacer. Nos ha traído una historia con personajes que llegan al alma. No solo por las cosas buenas que encontramos en algunos de ellos sino también por las malas. Sobre todo por las malas. Nos enseña que no todo es lo que parece, y seguro que mientras lo lees no podrás evitar preguntarte cuántas de esas vidas que crees que son tan perfectas en realidad no lo son.
Todo lo que no ves es una novela ágil, como casi todo lo que escribe Nora Roberts, aunque es cierto que en algunas ocasiones se toma su tiempo para que nos adentremos mejor en la ambientación. Le da mucha importancia a los detalles y no se conforma con contarnos la historia sin más, se detiene en lo que ella considera esencial para que el lector esté lo más sumergido en la historia posible. Y vaya si lo consigue… Las horas se pasan volando cuando se está ante una historia de Nora Roberts, y eso es algo que siempre se agradece.
De verdad que me pregunto cómo es posible que esta mujer siga escribiendo novela tras novela y acertando siempre. A veces me digo a mí misma que el siguiente libro será un bodrio. «No es posible que acierte cada vez que publica una novela». Sin embargo, después me adentro en su nueva historia y me tengo que tragar mis palabras porque lo ha vuelto a hacer: le ha vuelto a dar al lector lo que quería y lo ha hecho de una forma magistral.