¿Pero qué es esto? ¿A qué estamos jugando? ¿Estamos tontos o qué hostias pasa? O sea, ¡¡¿¿que no me habéis avisado del nuevo libro de Alberto González!!?? Tú y tú, pelagatos, ¿para qué os tengo? Hala, a la puta calle, fuera de mi vista. ¡Será posible…!
En fin…Hola, hola, amiguitos de ésta, vuestra página, Libros y Literatura, y bienvenidos a un episodio políticamente incorrecto. Abundantemente político y maravillosa y necesariamente incorrecto.
Hoy tenemos con nosotros un cómic (realmente no es un cómic, sino un conjunto de viñetas que forman historias o diálogos de duraciones variables, algunas incluso son solo monoviñéticas) que son puro goce y regocijo para nuestro sentido del humor. ¿Pero qué digo? Menos florituras: Todos los hijos de puta del mundo es, simple y llanamente, un DES-CO-JO-NO TO-TAL.
Sigue el mismo tono y mala uva que su otra obra, Humor cristiano, que no deja de ser otra obra cumbre del descojonamiento padre, pero yo diría que incluso lo supera. Sigue pasándose tres pueblos y medio, sigue haciéndolo de forma inteligente y, si en Humor cristiano pocos chistes fueron los que no me hicieron gracia, aquí puedo decir que todos me han hecho, como mínimo, sonreír, y la mayoría sorprender y provocar una carcajada final e incluso, y esto es algo definitivo para demostrar la magnificencia de este tío, hacer fotos con el móvil para compartirlos con la cuadrilla.
Y eso no es algo fácil. Meter miedo, hacer llorar, provocar la ira y el odio está tirado. Hacer reír, de forma inteligente, es complicado. En España hay muchos humoristas, pero la mayoría de la clase que aparecía en No te rías que es peor (“¿para qué sirve esto (un plato)? Mmmm, a ver que piense…pues me lo pongo en la cabeza y mira qué risa…”). No. Así no. Ser humorista es fácil. Ser un buen humorista es lo jodido. En España se pueden contar con los dedos de una mano y Alberto González es el puto dedo corazón. El humorista gamberro, acostumbrado a jugar con la calaña política pues es el responsable de los vídeos manipulados de El Intermedio.
Alberto comienza como suelen comenzar las pelis y libros basados en hechos reales, aunque con una ligera variación:
“Todos los hijos de puta que aparecen en esta obra son ficticios. Cualquier parecido con algún hijo de puta vivo o muerto es pura coincidencia”.
Y hace bien en avisar, en un país en el que hay que cogérsela con papel de liar y en el que detienen a una mujer por llevar un bolso con el logo de A.C.A.B y, sobre todo, porque estamos rodeados de hijos de puta: el camarero que escupe en tu café, la dependienta que dijo que te quedaban bien los pantalones, el portero que no te dejaba entrar en la discoteca… Pensadlo bien. Cada día os cruzáis con más de uno y más de dos…
Pero también tenemos otros hijos de puta ficticios. Aquellos con los que normalmente no nos cruzamos pero que nos joden bien jodidos y son conocidos por todos nosotros.
Por las páginas de Todos los hijos de puta del mundo desfilan muchos. No están todos porque sería imposible, pero los que están, lo son en su mayoría (absoluta): Rajoy (al que realmente creo que poco le falta para ser como ha sido retratado en estas páginas), la necrofilia de José María y Ana, el narcisista y preocupado por el voto pedófilo Pedro Sánchez, la loca Esperanza Aguirre, el transparente Pablo Iglesias, un Jesucristo precruz, un desfasado Antonio Banderas, Adriá, una Cataluña apocalíptica, el Ébola, el Un dos tres y hasta fotopollas (¿¡fotopollas!? Fototetas, sí, pero las fotopollas… debería haber consenso para hacer algo al respecto), entre otra muchas viñetas.
Un libro en formato apaisado, muy bonito y muy bien editado por ¡Caramba! que merece la pena muy mucho si quieres reírte de verdad, con ganas, con fuerza, como si te fuera la vida en ello, y lo conseguirás, tanto que se te caerá algún que otro pedete.
Porque ya es la risa, de lo poco que nos queda, haceos un favor y leedlo.
En resumen… ¡ un libro Golden!
PD: Hijo de puta hay que decirlo más.
@palati77
Autor de Valeria y El diablo da las llaves del cielo