Tokyo Sanpo, de Florent Chavouet
A la pregunta, “¿conocen ustedes Tokio?”, respondan afirmativa o negativamente. Si son del primer grupo, y tienen en sus cámaras de fotos mucho por revelar, enhorabuena, este libro les encantará porque les hará recordar un viaje extraordinario. Pero si son ustedes del segundo grupo, qué quieren que les diga, si están ustedes interesados en conocer la ciudad, o al menos tienen pensado visitarla, les advierto que se dejen de guías con mucha letra y poca foto (o viceversa) y se hagan con esta guía ilustrada con anotaciones varias que son, cómo definirlas, algo así una audio guía de museo chachi – piruli pero en formato escrito y sin voz monocorde. Así que ya lo saben, tanto si son de uno como de otro grupo, éste es su libro. Y no es porque lo diga yo, que va, es lo que dice la voz de la experiencia.
Florent Chavouet sabe hacer las cosas. A su manera, eso es verdad, pero las sabe hacer. No sólo les regala anécdotas divertidas, qué va. Además, les ofrece un surtido de advertencias, de recomendaciones, para que no hagan el primo y se conviertan en un turista más en una ciudad que, como la denominan algunos: es la más hermosa de las ciudades feas.
Cuando yo preparo un viaje, no sé si ustedes son de preparar, me convierto en una especie de agenda con patas que intenta organizar las rutas cual guía turística hipervitaminada. ¿Y qué hago?, se preguntarán. Después de muchos descalabros, tomo dos vías: o hablo con gente del lugar para que me expliquen bien, de verdad, qué ver y qué no ver; o, directamente, me hago con libros como “Tokyo Sanpo” que te dan una visión mucho más íntima (y poco reservada) de lo que es el lugar en cuestión. Así que, como en mi mente estaba el viajar a Tokio, me decidí por empezar a hacer anotaciones sobre lo que ver, lo que no ver, lo que degustar y lo que no, en fin, todas esas cosas que tenía previsto para un futuro viaje. Pero heme aquí, escribiendo sobre un libro, que no es un libro como tal, sino una guía ilustrada, que al final se convierte en una especie de novela, y que además de hacerme pasar un buen rato, me ha hecho conocer de primera mano (la de Florent Chavouet, no la mía, que está bien resguardadita con sus guantes de lana) una de las ciudades más lejanas y desconocidas para mí, a pesar de ser un devorador de muchas de las novelas que aparecen publicadas sobre la misma. Y el caso es que después de recorrer con su autor los diferentes barrios, a las gentes, sus costumbres, y la vida que bulle y aprieta en esta ciudad de ojos rasgados, como que me siento un poco cansado, como si hubiera hecho una caminata de esas largas, largas, pateando media ciudad y mirando que no me salgan ampollas de lo mucho que hay que ver. Y sobre todo sentir, porque, me reconocerán que un viaje no es nada si no sientes nada con la ciudad que estás viendo en esos momentos.
Pues bien, de eso trata “Tokyo Sanpo” de sentir una ciudad como propia aunque estemos a una distancia lejana. No se engañen, no necesitan una guía para conocer una ciudad y su historia, lo que necesitamos es que nos cuenten, desde dentro, lo que se vive. Porque ¿acaso no han pensado ustedes nunca al ver a algún turista haciendo fotos a edificios que no tienen especial interés, “ojalá me preguntaran a mí que ver, ya les iba a decir yo lo importante?”.
Así que ya lo saben, si son del primer grupo de los de antes, de esos que han tenido la suerte de viajar a Tokio, vean esta guía, o libro, o álbum ilustrado (pueden ponerle el nombre que quieran, la etiqueta no le resta importancia) para recordar y sentirse identificados. Si no la han visitado, como un servidor, ¿a qué esperan? Florent Chavouet les enseña caminos inexplorados.
Por suerte o por desgracia pertenezco a ese mentado segundo grupo, de individuos a los que nos gustaría visitar Tokio en un futuro hipotético pero que no hemos tenido por ahora oportunidad de hacerlo… Tokyo Sampo parece, aparte de un libro con ámplias posibilidades de entretener e incluso divertir, una ayuda bastante eficiente para conocer la ciudad de un modo un poco más “personal” y directo, rascando bajo la superfície y esque, sí: yo soy de Barcelona y viendo a los turistas que parecen morir por visitar únicamente los puntos más emblemáticos me quedo de piedra; ¿qué hay de todas esas pequeñas maravillas que andan escondidas por los callejones de la ciudad? sitios de visita gratuita y que dicen mucho sobre la historia de un lugar..