Debo reconocer que me sentí muy extrañado cuando vi que Malpaso publicaba un libro escrito por Miguel Pardeza. Para quien lea esto y no sea muy futbolero/a, bastará decir que Pardeza fue uno de los integrantes de la famosa «Quinta del Buitre» que tantos éxitos y reconocimientos consiguió para el Real Madrid en la década de los 80. Pero me autoconvencí pensando que quizás lo que buscaba la editorial era provocar esa extrañeza en sus lectores, sorprender y así, conseguir que el lector hojee su libro.
Nada más empezar la lectura, mi débil observación acerca del marketing en el mundo editorial se destruyó. En ese momento entendí por qué una editorial que me había engalanado los ojos con títulos como El maquinista y otros cuentos de Jean Ferry o Cuentos completos de E.L. Doctorow, ahora se atrevía con la publicación de lo que ellos tildaban como «el debut narrativo de un gran futbolista».
Doctor en Filología Hispánica y Alumno Distinguido de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, Miguel Pardeza no es el prototipo de jugador de fútbol que todos esperamos y Torneo, su libro, tampoco es el prototipo de libro que cualquier lector puede esperar de un futbolista ya retirado. En Torneo, Pardeza nos ofrece un libro de iniciación en el que él es el protagonista. Desde sus primeros años hasta pasada la adolescencia, recorremos la vida del ex futbolista a partir de la visión de un hombre cargado del conocimiento adquirido y suministrado por los centenares – o incluso miles – de libros leídos a lo largo de su vida. Con un vocabulario que exige al lector atención y mucha reflexión, el onubense nos ofrece un recuerdo nítido de sus primeros años, desde que empezó a patear una pelota en su pequeño pueblo de Huelva hasta su lograda independencia en Madrid ya como jugador que ve en sí mismo futuro como profesional.
Lo más destacable de Torneo, aparte de la vivencia de los recuerdos tratados, es la densidad de su contenido que, al estilo borgiano, lleva al lector por un sinfín de referencias – autores, libros, películas, música, Historia, etc. – con el fin de demostrar dos aspectos clave: el primero, que la vida de cada persona está formada por parches de otros, que nada es original, que todo es una sucesión dentro de una cadena de algo que podríamos llamar los intertextos de la vida; y segundo, que los futbolistas – aunque a veces no nos lo parezca – también son humanos sensibles, también sufren como lo hacemos todos, también son personas corrientes.
Pardeza fue un niño hipersensible, todo en su vida era una oscuridad que en ocasiones – y muchas de ellas gracias al fútbol – le ofrecía pequeños destellos de esperanza. Creció aprendiendo a despertar, a dejar de sufrir, siempre con un libro en la mano y una libreta descansando al lado de su cama preparada para cuando su zozobra interior le pidiese escribir. Y Torneo es el claro reflejo de su crecimiento. Por ello, no encontraremos momentos mágicos vividos en el Real Madrid, ni anécdotas con otros futbolistas, ni siquiera encontramos narrada su vida adulta. Torneo, por así decirlo, es la forma de cerrar una infancia que en muchas ocasiones parece tenida como el castigo por el triunfo profesional. Torneo nos deja la sensación de ser la razón, la excusa, la otra cara de la moneda, el pago a realizar en vida por ser un gran futbolista.