Tengo el pelo rizado, como mi madre. De un marrón oscuro con tonos rojizos, como mi madre. Tengo los ojos muy negros, como mi madre. Soy ordenada, obstinada, valiente y decidida, como mi madre. Si leo un libro que me gusta, es muy probable que a ella también. Adoramos a Queen sobre todas las cosas. Y a los Rolling. Y a David Bowie. Nos parecemos en infinidad de cosas, más de las que me gustaría reconocer. Entonces, ¿alguien puede explicarme por qué narices NO COCINO COMO ELLA?
Vamos a ver, es que este tema a mí me toca de verdad. Y me enerva. A mí me encanta comer, desde siempre. Me encanta probar cosas nuevas y, siempre que quede dentro de mi dieta sin gluten, porque soy celíaca, como de todo. Pero odio cocinar. Si la elaboración conlleva más de quince minutos y ensuciar muchos cacharros… paso. En cambio, ella se puede tirar toda una mañana en la cocina elaborando platos alucinantes. El otro día me hizo unas croquetas… de llorar. Y, ¿sabéis? Yo viajo bastante y el momento que más me gusta del viaje es cuando vuelvo a casa y me está esperando mi madre con una tortilla de patata. Mi novio coincide en esto también, creo que solo me quiere por esta tortilla. Entonces, si tanto me parezco a ella, ¿por qué no me gusta cocinar? No lo entiendo.
Y llegan estas fechas y siempre me apetece intentarlo. Así que todas las Navidades acabo haciéndome con algún libro de cocina para ver si me inspira y me anima a meterme en la cocina una tarde entera para preparar una cena alucinante. Este año, la elección ha sido Torres en la cocina, de Javier y Sergio Torres. Sí, esos que salen en Televisión Española por las mañanas y que preparan platos que hasta se pueden oler a través de la tele. Esta vez me he decantado por ellos porque me parece que, a pesar de que los platos que preparan son bastante elaborados, da la sensación de que lo hacen tan sencillo que hasta yo podría intentarlo. También me gusta mucho la mezcla de lo moderno con lo clásico. La cocina tradicional es la base de sus platos, pero lo cierto es que no se quedan ahí. Innovar es la clave. Ha habido un plato en especial que me ha llamado muchísimo la atención: cabracho relleno de manitas de cerdo. Jamás se me hubiera ocurrido. No hace falta decir que mi señora madre prepara un pastel de cabracho que… puf, quita las palabras. Así que creo que yo soy incapaz de empezar por ahí. Quizás me decante por la crema de bacalao y coliflor. No soy mucho de cremas, pero con el frío que está haciendo en Reinosa a estas alturas de diciembre, algo así es lo único que apetece. Eso, o un buen cocido (que no me maten los cántabros, pero yo soy de cocido madrileño)
La edición de Torres en la cocina es perfecta. Es un libro muy manejable, cosa que se agradece en la cocina. Estoy harta de tochos de recetas que son rígidos y ocupan más espacio en la cocina que una olla a presión, así que esta edición de Plaza & Janés me parece ideal. Además, dentro de cada receta encontramos el tiempo medio que nos llevará hacerla (ya os aseguro que yo soy capaz de reducirlo a la mitad. Así tengo los resultados que tengo) y, lo que más me ha gustado: “el toque Torres” en algunas de sus recetas, que son trucos que darán un toque especial al plato.
Venga, lo prometo, este año me voy a poner seria y voy a incluir como propósito del 2018 pasar más tiempo en la cocina y aprender algo. Aunque sea un poquito. Y espero no acabar regalándole el libro de Javier y Sergio Torres a mi madre, a sabiendas de que ella sabrá sacarle muchísimo más partido que yo.