Traficantes de milagros y sus métodos

Traficantes de milagros y sus métodos, de Harry Houdini

traficantes de milagrosRecuerdo – como sólo lo pueden recordar los niños de ojos grandes e imaginación brillante – a un señor en un estrado. Sus manos se movían rápidamente, casi sin que pudieras seguir sus movimientos, mientras a su alrededor se sucedían los más extraños – e hipnóticos – acontecimientos que yo había visto nunca. Hacía desaparecer cuanto tuviera en sus manos, sabía leer las mentes de los allí presentes y, como si de un ladrón pensando en su salida de la cárcel se tratara, vi cómo escapaba de unas cadenas que eran imposibles de romper. Hoy, con el paso del tiempo, algunos de esos números han visto cómo sus trucos eran descubiertos y perdían el significado que tenían cuando era pequeño. Pero eso no les quita el mérito, sino todo lo contrario. Traficantes de milagros y sus métodos me ha hecho rememorar ese momento de mi vida llevándome a lugares que creía inexplorados y poniéndome delante a algunos de los más famosos hombres milagro que existieron a lo largo de este ancho mundo. Porque la magia, los hombres que comen fuego, los que tragan sables que traspasan su garganta, y otros mundos personajes anónimos, tienen detrás toda una serie de preparaciones que, para todos nosotros, pasan desapercibidas y son las que llevan a que el público disfrute de la función y aplauda, lo haga a rabiar, cuando el número termina y las luces se encienden acompañándonos a la salida. Recuerdo a ese hombre como si ayer mismo lo hubiera tenido enfrente. Y es que a pesar de haber llegado a ser un adulto, lo importante es que ese niño me enseñó una cosa muy valiosa: la magia es del color de los ojos que la miran.

 

Harry Houdini. Un nombre que, para la historia del ilusionismo y el escapismo, lo ha significado todo – o casi todo -. Ya solamente eso, como carta de presentación, hacen que este libro tenga todas las de ganar en un concurso de méritos propios. Si, además, la juntamos con Iban Barrenetxea como ilustrador – al que admiro con la devoción propia de los que ven el arte y se deleitan con él – tenemos ante nosotros a una joya que es de una talla indiscutible. Pero no me ceñiré sólo al nombre de sus autores sino a lo que dentro del texto encontraremos. Lo importante aquí es saber que, con la Historia, viene todo acompañado con héroes – sí, héroes – anónimos que proporcionaron a público de todo el mundo algunos de los mejores ratos de satisfacción que habrá habido en todo el planeta. ¿Recordáis alguna película en la que aparecieran esos hombres y mujeres que, casi siempre en un circo, deleitaban a las personas que se congregaban a su alrededor con su espectáculo? Pues bien, lo que aquí se nos muestra es lo que hay entre bambalinas, detrás de la cortina y del telón que guarda la ilusión que después se convertirá en magia y que es lo que todos nosotros estamos dispuestos a ver, observar e incluso analizar. Aquí están los trucos de los mayores artistas de este campo, el de una especie de arte que nunca ha sido tratado como se merece, pero que aquí ve su mundo recompensado y por fin, de una forma que ni yo mismo podía creerme, respetado.

Es, pues, Traficantes de milagros y sus métodos un estudio sobre todo lo que se encuentra detrás de esos hombres que hacen cosas extraordinarias y a las que no conseguimos poner el nombre adecuado. Harry Houdini era un hombre magistral, uno de esos nombres que perviven a generaciones enteras y que suscitan, además, millares de interrogantes pero muy pocas respuestas. ¿Qué mejor oportunidad entonces que leer sus propias palabras desentrañando para nosotros esos pequeños misterios que requerían funciones enteras y que daban la vuelta al mundo? Como niño que disfrutó de espectáculos de lo más variopinto a lo largo de su geografía, recordar esos momentos, ponerles nombre, y después leer todo lo que contribuyeron a compartir su arte a través de la lectura, es un pequeño regalo que se nos hace en forma de libro que nadie – repito, nadie – debiera perderse. Se trata, pues, de esos rincones en los que asentarse, disfrutar y después compartir con todo el mundo posible – de ahí esta reseña – lo que ha conseguido un libro que, ya sólo con su portada, nos abre un mundo que desconocíamos y que se convierte en uno de los más interesantes que hayan existido jamás.

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