Debo confesar que tenía el manga un poco abandonado, pero entonces apareció en mi vida Piña, pastel o tiramisú: El primer amor y lo cambió todo. Ese shōjo, tan dulce y encantador, me apasionó y me obligó a seguir leyendo más como él. Por eso, al descubrir que este formaba parte de una trilogía de Mai Ando donde cada uno es un tomo independiente, me lancé a por los otros dos que me faltaban.
Hoy os traigo Trampas agridulces, un magnífico shōjo con tres historias autoconclusivas donde la historia principal nos habla de Momo, una adolescente que juega al baloncesto. Un día aparece en su clase Jun, el chico más guapo del mundo. Y, ¿sabéis qué? No es la primera vez que Momo ve a Jun, aunque… ella no lo recuerda, no tiene ni idea de quién es él. Y Momo cae en sus redes, en esas trampas seductoras y agridulces que Jun le pone.
¡Qué interesante! Así, de primeras, solo con leer un poco la contraportada ya me gustó la historia que se nos presenta, porque nos promete intriga, misterio, amor y seducción. Todo eso me transmitió, consiguiendo que comenzara con muchas ganas.
A diferencia de Piña, pastel o tiramisú, que se compone de cinco historietas, en Trampas agridulces tenemos solo tres. Sin embargo, la más larga, la más importante, la que más peso tiene, es la de Momo y Jun, que se divide en tres episodios.
Y precisamente algo que me ha hecho mucha gracia y que creo que caracteriza a esta autora es que al principio de cada uno de ellos encontramos sorprendentes anécdotas sobre los personajes y el proceso de creación o incluso sobre ella misma. Anécdotas curiosas sobre los nombres y apellidos de los protagonistas, así como secretos divertidos entre autora y lector.
La verdad es que no puedo negarlo: el estilo de esta mangaka me encanta. Esta chica se hace querer, vaya. Y encima es capaz de crear protagonistas femeninas que no son tan simples y modosas como se espera, logrando que tomen las riendas en muchas ocasiones y den la vuelta a la tortilla.
Además, como os he comentado antes, una vez que acaba la historia de Momo y Jun, la autora nos regala otro par de historietas cortitas, tan adorables y deliciosas como la principal. Historietas, las tres, con personajes similares: chicos lanzados que no se sienten queridos y chicas cortadas que no se atreven a lanzarse.
Y como guinda del pastel, al final del cómic hay una sorpresa, un manga extra protagonizado por quien menos esperamos.
En resumidas cuentas, Trampas agridulces, de Mai Ando, es un shōjo ameno y original, pues no solo nos acerca a ese amor tonto y juvenil, sino que también llena algunas de sus páginas con dudas sexuales, algo normal para una chica dura como Momo, que siempre ha pasado de los chicos, hasta que acaba cayendo en algo nuevo, en esas trampas tan atractivas y suculentas que Jun le pone.
Es un sí pero no, una indecisión constante, una falta de atrevimiento a pesar del deseo. Así es la adolescencia, ¿no? Una revolución de hormonas enloquecidas por enamorarse que terminan derritiendo a la chica más cabezota y centrada.
Es un manga con el que he disfrutado muchísimo, con dibujos impresionantes y unos protagonistas masculinos que me han hecho ver que no debemos fiarnos de las primeras impresiones, porque… los guapos de la clase, los que van de sobrados, puede que no hayan sido siempre así. Porque los chicos malos no siempre son tan malos. Los chicos malos también se enamoran.