Hay una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en la vida. Todos, sin excepción. Y el que diga que no, ten por seguro que estará mintiendo. ¿Qué hay tras la muerte? Muchos se preguntan qué nos espera el día que abandonemos esta vida, y nadie ha vuelto de allí con respuestas. O sí. Porque hay varias personas que afirman haber pasado por una ECM (Experiencia cercana a la muerte), situaciones aún poco investigadas por la ciencia, quizá porque en situaciones así, la religión, la moral y lo racional tienen muchas probabilidades de chocar.
Pere Cervantes ha dedicado los últimos años al estudio de estos extraños fenómenos y, fruto de ello, nos presenta Tres minutos de color, su tercera novela tras No nos dejan ser niños y La mirada de Chapman. Esta atípica novela negra está protagonizada por Coque Brox, inspector de policía y jefe de la unidad de desaparecidos en Barcelona. Coque es un tipo huraño, como muchos de los protagonistas de este género literario, pero además sus comportamientos políticamente incorrectos le hacen ganarse enemistades entre sus compañeros y lo que es más grave, entre sus superiores. La historia comienza con el protagonista intentando encontrar a su compañero y amigo Palma, desaparecido en misteriosas circunstancias. Mientras tanto, vamos conociendo más aspectos de su vida. Coque Brox tiene que lidiar con un grave problema físico, su acromatopsia, que le hace percibir la vida en blanco y negro. A esto se le añaden problemas personales, con una ex mujer con tendencias suicidas y una hija cuyo cariño le cuesta recuperar. En definitiva, una triste y solitaria vida en blanco y negro.
Coque conocerá de primera mano el tema de las ECM gracias a Nadia, cardiocirujana, y a Óliver, compañero de piso del inspector, otro hombre peculiar cuyo único interés está en la vida virtual que lleva en el famoso juego World of Warcraft. Este atípico trío sostiene el mayor peso de una novela, que Pere Cervantes va manejando con brío, a base de capítulos cortos e intensos que hacen mantener una tensión siempre elevada en el lector. Los métodos de Coque bien recuerdan a épocas pasadas, pero sin embargo es fácil sentir aprecio por él.
Tres minutos de color consta de dos partes bien diferenciadas. Si la primera se centra en la investigación pura y dura, la segunda es más… no sabría muy bien como decirlo. O sí sabría, pero es difícil hablar de ella sin destripar parte de lo que en ella ocurre. Quizá lo mejor sería decir que en la primera parte se hacen muchas preguntas, y que en la segunda Pere Cervantes y sus personajes se dedican a encontrar esas respuestas. Y una apuesta así de arriesgada agranda el valor de la novela si sale bien, como es el caso de esta historia, en la que Alrevés vuelve a demostrar que aquello de poli-busca-asesino no es una estructura inamovible dentro de los cánones de la novela negra, que se puede dar una vuelta de tuerca para seguir buscando el factor sorpresa dentro del lector.
Mi primer contacto con Pere Cervantes termina con muy buena nota. Tres minutos de color es una historia diferente, bien contada, con unos personajes completos y muy interesantes y con un tema, el de las ECM, que puede tener mucho más recorrido literario (y esperemos que también científico).
César Malagón @malagonc