Siempre he pensado que la frase “la información es poder” es un axioma como un templo. Pero la verdad es que de un tiempo a esta parte esa creencia se ha ido debilitando. Sobre todo desde que escuché aquella famosa frase en Juego de tronos: “el poder es poder”. Cuando la oí por primera vez, saliendo de los labios de mi amada Cersei Lannister, me quedé un poco patidifusa. Mi cabeza empezó a dar vueltas buscándole un sentido y, aunque no lo encontró en ese momento… al tiempo sí que lo hizo. El poder es poder, ni más ni menos. No hay nada que hacer frente a una persona poderosa, aunque se tenga toda la información del mundo.
Pero no os penséis que este libro tiene algo que ver con Juego de tronos. Ni muchísimo menos. Pero sí que habla del poder. De eso trata el libro del que vengo a hablaros hoy: Última, de Enrique J. Vercher García. En un mundo que bien podría ser la actualidad existe un hombre que tiene un poder ilimitado. No se sabe de dónde lo ha sacado ni qué pretende hacer con él (de momento), pero todos los habitantes de La tierra comprenden que las consecuencias de usarlo pueden ser catastróficas. Mientras tanto, una escritora se infiltra en el territorio de Última, que así es como se llama nuestro protagonista, para intentar descubrir todo lo posible sobre él. Detrás de ese proyecto que tiene como fin derrocar a Última, hay un montón de hombres y mujeres que están hartos de esa situación.
La novela empieza de una manera muy curiosa: el autor nos va presentando a diferentes personajes que no parecen tener nada que ver entre sí. Son capítulos cortos contados en tercera persona que nos introducen en la historia. Al principio el lector se encuentra con muchas tramas en las que los protagonistas son muy diferentes, lo que provoca que su cabeza empiece a pensar inevitablemente en qué les une y por qué el autor los muestra de forma separada. Hay una en concreto que a mí me descuadró muchísimo: la de Albo, un niño que vive encerrado con su madre en un zulo del que jamás ha salido. Confieso que después de leer el inicio de esa trama (el autor da las pinceladas justas para que el lector se quede descolocado y queriendo saber más) mi cabeza prestaba poca atención a las siguientes historias, ya que lo que le interesaba era saber por qué Albo estaba encerrado en ese zulo y qué tenía que ver esa situación con el poder de Última.
Esa concatenación de tramas que, como digo, al principio es lo principal, me hicieron darme cuenta de dos cosas. La primera es que el autor, Enrique J. Vercher García, se ha tomado muchas molestias en indagar e investigar sobre cada personaje que ha utilizado. Encontramos a personas de diferentes partes del mundo, con culturas distintas, y el autor sabe desarrollar la trama teniendo en cuenta esas características. Asombra que tan pronto te está hablando de la cultura rusa como lo está haciendo de la gallega o de la africana. Y la segunda, es que aunque el protagonista de todo esto es Última, las personas pequeñas, normales y corrientes, sin un poder extremo, también tienen mucho que decir.
Sí es cierto que a este hecho le encontré una pega y es que al principio yo me imaginé que el autor iría alternando las diferentes tramas de manera uniforme, pero no es así, ya que después de presentar a todos los personajes y de introducirnos a Constanza, que será la escritora de la autobiografía de Última, la trama que más protagonismo adquiere es precisamente esta, quedando las demás en pausa durante unas cuantas páginas. Eso para mí es una pega porque me he estado preguntando durante un montón de páginas qué habría sido de los demás personajes. Pero tengo que aclarar que esto se debe a que yo tengo muy mala memoria y si una historia se queda en la sombra durante un tiempo es posible que termine olvidándome hasta de que existía. Por lo tanto, mientras leía la trama de Constanza, mi cabeza estaba haciendo un gran esfuerzo por no olvidar las demás que había leído en un principio.
Pero esta situación se resuelve un poco más adelante, cuando empezamos a ver cómo las historias se entremezclan y cuando entendemos el porqué de cada una de ellas. Y, tranquilos, a pesar de mi mala memoria, no se me habían olvidado.
En cuanto a la narración, es algo que hay que destacar muy positivamente. El autor granadino tiene una manera de escribir muy peculiar, un poco complicada pero muy trabajada que se lee con gusto y facilidad. Me han gustado las referencias constantes que utiliza a otros libros o incluso a canciones y, sobre todo, la ambientación de las diferentes historias que, aunque son contadas de una manera rápida y los capítulos son muy cortos, la cantidad de información recogida en cada uno de ellos es la esencial y la precisa.
Leer Última ha sido toda una experiencia porque si bien Cersei hizo que me planteara por qué el poder era poder, este libro me ha hecho preguntarme qué pasaría si una persona real tuviera un poder infinito. Me da miedo solo con pensarlo, es como si una especie de vértigo se instalara en mi tripa cada vez que me acerco a esa idea. Y, ¿sabéis qué os digo? Que ahora entiendo por qué Frodo necesitaba deshacerse del anillo.
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