Reseña del libro “Un cielo de sueños dorados”, de Laura Wood
En mis años universitarios tuve que leer muchos libros. Libros que odié y libros que amé, pero hubo tres que me marcaron: Cumbres borrascosas, Retrato del artista adolescente y El gran Gatsby.
Os cuento esto porque el libro que hoy os traigo ha sido escrito conservando la esencia de uno de esos libros, y su lectura me ha traído muchos recuerdos. Recuerdos de aquella época universitaria cuando conocí la pluma de F. Scott Fitzgerald y me adentré sigilosamente en las vidas de sus protagonistas, en el lujo, en las fiestas y en la decadencia de esos años 20 de la mano de Jay Gatsby.
Reconozco que cuando supe de la existencia de Un cielo de sueños dorados lo primero que me atrajo fue eso, su similitud con la obra de Fitzgerald. Y obviamente, debía darle una oportunidad para comprobar cómo había manejado la autora algo así y qué quería ofrecernos con ello.
Además, acostumbrada a leer retellings de cuentos clásicos de la literatura, me resultó muy original que alguien hubiera escrito una novela, no versionando exactamente El gran Gatsby, pero sí en esa línea, con ese toque especial y similar, en esos años 20 de ensueño que pueden seducirnos y al mismo tiempo hundirnos en las profundidades.
A esto hay que sumar el hecho de que la autora, Laura Wood, era totalmente nueva para mí. Y eso siempre me genera sensaciones contradictorias. Por un lado, me emociona descubrir la prosa de alguien que no conozco y lo que quiera transmitirnos con ella; pero por otro lado, me inquieta que no me guste lo que tenga que ofrecerme y que eso haga que me lleve una desilusión. Por eso mismo siempre intento no ir con las expectativas muy altas a pesar de que el argumento pueda prometer mucho.
Afortunadamente, esta novela me ha resultado una delicia, un soplo de aire fresco en la literatura actual, que no solo me ha recordado al clásico de Fitzgerald en rasgos generales, sino que también me ha recordado en algunos aspectos a obras que ocupan un lugar en mi corazón desde hace mucho tiempo y me ha encantado reencontrarme con ellas gracias a esta autora. Esas novelas son Mujercitas, Expiación, Orgullo y Prejuicio y Grandes esperanzas.
Lou, la protagonista de Un cielo de sueños dorados, tiene una pizca que admiro y adoro de Jo March, otro poquito de Briony Tallis, algo arrebatador a lo Elizabeth Bennet y también esa inocencia de Phillip Pirrip. Ella es una chica que quiere ser escritora, vive en una familia con muchos hermanos y sueña, sueña mucho. Desea escapar de la vida que le ahoga en Penlyn, un pueblo de Cornualles. Pero hay algo que le atrae peligrosamente allí: la casa Cardew, una mansión aparentemente abandonada que Lou convierte en su refugio particular que le proporciona una gran calidez, donde se relaja, donde puede ser ella misma en soledad, sin agobios, sin ruido.
Sin embargo, un día los dueños de la casa, los hermanos Cardew: Caitlin y Robert, regresan. Y con ellos vuelven las fiestas, el lujo y el dinero. Todo ese país de las maravillas envolverá a Lou, pero… ¿será oro todo lo que reluce? ¿Será esa realmente la vida con la que Lou había soñado o será un mero espejismo que te engaña hasta que sea demasiado tarde para escapar de él?
La verdad es que esta novela me ha resultado muy interesante y me ha atrapado desde el primer momento de forma sutil, respirando y sintiendo esa adorable y exquisita ambientación de finales de los años 20 a través de los ojos de Lou. Me he sentido muy a gusto en su piel, experimentando la soledad de esta joven tierna y sensible al separarse de su hermana Alice cuando esta se casa y permitiendo que un nuevo mundo entre en su vida para encontrarse a sí misma.
En definitiva, Laura Wood ha conseguido transmitirme muchas cosas con esta historia, con sus personajes —no solo con Lou, sino también con Robert y Caitlin y el misterio que los rodea— y con esas citas al inicio de cada una de las partes en las que se divide el libro. Citas sacadas de El gran Gatsby que me han hecho reflexionar y evadirme.
Así, Un cielo de sueños dorados es un Bildungsroman, una novela de aprendizaje que nos habla de la transición de la niñez a la edad adulta. Es un canto a la adolescencia, a la soledad, a los cambios, a la libertad, a los peligros que nos acechan si no sabemos encontrar el camino a nosotros mismos. Pero ante todo es una historia que nos deja echar un ojo a lo inalcanzable, a las influencias que nos conducen a ese lugar profundo y oscuro disfrazado de luz y fama.