Pero vamos a ver… ¿A quién no le gusta una buena historia de misterio? ¿Quién le hace feos a un buen libro o peli de los denominados whodunit o, en español, quiénlohahecho, en los que hay que averiguar la identidad del malvado asesino que ha ido acabando con uno, dos, tres o con casi todos los victorianos personajes de la trama? Si es bueno, yo no. Y si en la faja del libro me lo venden como “una novela que enorgullecería a Agatha Christie”, recelo, porque Agatha es mucha Agatha y con las comparaciones ya sabemos lo que pasa.
Así que, con sigilo y precaución, intentando no despertar mucho al monstruo del hype de las expectativas, leo la contraportada y bueno, parece que el libro de la tal Shari promete. No he leído el primero, pero debió de ser el típico superventas, y por eso el monstruo no ha reaccionado, ni siquiera ha despegado sus legañosos ojos.
Y es que, con una sinopsis en la que se nos habla de huéspedes que llegan a un remoto hotel, el Mitchell’s Inn, al que cada uno acude buscando su espacio para relajarse, evadirse de la monotonía o el trabajo o de la ciudad y la contaminación, o incluso con intenciones puramente románticas; de una sinopsis donde se nos describe un hotelito de ensueño en medio de un bosque nevado, con chimeneas y confortables habitaciones, con una buena biblioteca y el aliciente, o desventaja para algunos, de no tener wifi…; de una sinopsis que remata proponiéndonos sufrir los efectos de una gran tormenta que va a dejar a estos huéspedes incomunicados durante el fin de semana, sin electricidad, y con la aparición del cadáver de uno de ellos a la mañana siguiente… Con una sinopsis así, decía…,¡venga, va, compro, dámelo todo, maldita Shari Lapena, y demuéstrame de lo que eres capaz!
Un invitado inesperado me ha tenido enganchado desde que comencé su lectura. Como buena novela que sigue los pasos de la Christie, estamos ante una novela coral. Tenemos a Gwen y Riley, dos amigas. La primera trata de ayudar a la segunda a superar un trauma y ha pensado que lo mejor era encerrarse un finde a hacer fiesta de pijamas en un hotel de montaña con un asesino. David Paley, viaja solo, al igual que Candice. Beverly y Henry intentan salvar su estropeado matrimonio, o, al menos, poder convivir medianamente infelices. Dana y Matthew están prometidos y han querido retirarse en el Mitchell’s antes de que los preparativos de boda acaben por engullirlos. Lauren e Ian son una joven pareja que simplemente van a pasar el fin de semana. Por último, tenemos a James y Bradley, padre e hijo, que se encargan del hotel. Creo que esos son todos los personajes y no me dejo a nadie.
La estructura del libro, narrado en tercera persona, va rotando alternativamente por cada uno de los personajes. En cada momento vamos a saber lo que piensan, lo que sienten y oscuros hechos de su pasado. Todos tienen algún secreto que ocultar y algunos de ellos van a parecer más sospechosos a los ojos de los otros, sobre todo a raíz de la aparición del cadáver, que será el momento en el que entrarán en consideración miradas, gestos y actos que, si todo fuera normal, no hubieran tenido mayor importancia. Pero también, algunos de estos secretos no lo son tanto, sino que han sido todo lo contrario en un pasado reciente.
Tengo que reconocer que la he gozado como un acondroplásico. He saboreado, he respirado, a pesar de este catarro y de estar temporalmente localizada en la actualidad, (portátiles, smartphones,…), la atmósfera clásica de las novelas de la escritora británica, y aplaudo el guiño concreto, pues por descontado toda la novela es un gran guiño hacia ella, a mi querido inspector belga:
“¿Quién te crees que eres? –responde Beverly–. ¿Hércules Poirot?”
Así pues, sí, Shari. Me has convencido, aunque no al 100%. Porque lo cierto es que no has jugado limpio. Debes tener en cuenta que tu maestra iba dando toda la información para que el lector pudiera, si era observador, deducir la identidad del asesino. En cambio, en Un invitado inesperado, el lector no puede atar ningún cabo, no tiene las pistas necesarias para poder decir “este ha sido” y solo puede dejarse llevar por intuiciones, sin hacer otra cosa que apostar a ciegas por un caballo. Ese es el único pero que pongo a un libro que me ha tenido muy pero que muy absorto y que, a la fuerza, gustara a cualquiera que disfrute con las novelas policíacas y, en especial, a las de regusto de la Dama del Crimen.
Muy recomendable.
1 comentario en «Un invitado inesperado, de Shari Lapena»