Un jardín entre viñedos

Un jardín entre viñedos, de Carmen Santos

Título: Un jardín entre vieñedos
Autora: Carmen Santos
Editorial: Grijalbo
Páginas: 660
ISBN: 978842534489

Regresar a la literatura de Carmen Santos ha sido regresar a varias de las cosas que más aprecio: Un buen vino, una historia y un paseo por París.

¿Se puede pedir más? Quizá también ese otro elemento que siempre aparece en sus novelas y que una vez más descubrimos en esta; esa imagen de mujeres fuertes y resueltas, capaces de tomar la iniciativa en sus vidas, aunque ello le depare el peor de los resultados. Mujeres capaces de sobreponerse a lo peor, mujeres que deciden, en definitiva, su camino y su futuro. Como no podía ser de otra manera, Carmen nos ha dado un amplio elenco de mujeres, pero también dibuja con soltura una amplia gama de hombres.

Otra cosa que me gusta de esta autora es que me haga viajar, y viajar a lo grande, tanto en el tiempo como en el espacio. Si hace un par de años nos llevo con El sueño de las Antillas hasta La Habana del Siglo XIX, en esta ocasión nos acerca a una de mis ciudades favoritas de Europa, París, y lo hace a finales de los años 20, concretamente nos moveremos entre los años 1927 a 1030.

Y bien sabemos que regresar a la narrativa de Carmen Santos es, además, un lujo para todos los lectores que aman la historia, la literatura, el cine, la música… Y en general Las Artes. Quien ha tenido ocasión de escucharla en alguna presentación, entrevista, charla, o incluso el lujo de compartir con ella mesa y mantel, sabe de lo mucho que esta mujer nos puede ilustrar y sorprender por sus conocimientos y sensibilidad para las artes, podríamos decir que estamos ante una auténtica mujer del Renacimiento.

El libro nos sitúa en sus inicios en una zona vinícola de extraordinaria riqueza y calidad de la provincia de Zaragoza, conocida por sus vinos Denominación de Origen Cariñena. Y bien los conozco yo, que muchas han sido las historias que en su día leí arropada por una copa de Marqués de Tosos o Monte Ducay. Los recuerdo bien, pues ellos llegaron a mi vida de la mano de ella, una de esas mujeres que, como las de Carmen Santos, llegan a las vidas de los demás para quedarse instalada en forma de eterna amistad.

Dice la contraportada que Un jardín entre viñedos es:

“Una apasionante historia de amor, traición y secretos familiares entre los alegres e intelectuales salones parisinos y el austero Aragón rural de los años veinte.”

Es pues un dejarse llevar por esas tardes y noches parisinas de la mano de Marcel y del Pequeño de los Montero, Rodolfo, joven y bello, sí, como Rodolfo Valentino, el recién fallecido primer sex-symbol del cine mundial. Un Rodolfo que, tras la repentina muerte de su padre, regresará a Cariñena con los rostros en su retina de personajes tan ilustres como Hemingway, o tan curiosos como Elsa Maxwell, pero sobre todo regresará con el mayor y mejor de los premios que él podía desear, la joven Solange, que deberá adaptarse a la vida, no solo de la España de provincias, sino a la eminentemente agrícola. Donde poco o ningún parecido encontrará con la sofisticación del lejano París. La aparición en escena de Dionisio es imprescindible para la trama pero también para profundizar en una parte importante de la historia de España, el famoso desastre de Annual.

Y todo esto y mucho más hay en este último libro de Carmen Santos, que como ella misma afirma “Es un poco de todo… no me centro en un sólo género. Aquí por ejemplo hay una historia de amor, también tiene un poco de intriga, suspense…, que no es mucho, pero es un plus para la novela. También tiene su parte histórica…”

Y no olvidemos la magnífica ambientación del París de los años 20, de la España rural y de la Zaragoza de aquellos mismos tiempos.

Y Buñuel, que ahí estará para fusionar la historia de “Ambos Mundos”… 😉

Creo que esto último lo entenderán ustedes tras la lectura del libro

¿Y la portada? ¡No me digan que no es de lo más potente y visual!

Pues sí, amigos me he bebido este libro como si de un buen vino se tratase, y sorbo a sorbo, y copa a copa llegas a un final que… naturalmente no les voy a desvelar.

Susana Hernández