Siempre he dicho que Nora Roberts es la reina en eso de mezclar el suspense y el romanticismo. Pero es que, además, en el libro del que vengo a hablaros hoy también me ha demostrado que le gusta un poquito jugar a ser Dios. Ya sabéis, jugar con el destino, como si las vidas de los personajes que ha creado se tuvieran que entrelazar irremediablemente.
Un lugar donde esconderse comienza con un tiroteo. La autora casi no se detiene en presentarnos a Simone, la protagonista de esta historia. Nos cuenta que está en el cine con sus amigas. Es una calurosa tarde de verano y van a repetir ese plan que tanto les gusta. Pero aparece su ex, luciendo una despampanante novia nueva —porque eso es lo que hace con las chicas: lucirlas— y, cuando se quiere dar cuenta, está en mitad de un tiroteo.
Tres adolescentes han irrumpido en una sala de cine y han dejado un reguero de innumerables víctimas detrás de sí. Ella sobrevive, al igual que unas cuantas personas más que quedarán marcadas de por vida.
Años después, lejos de aquel horrible lugar, intenta reconstruir las piezas de su vida. Vive en una pequeña isla y se dedica a hacer esculturas. Allí conoce a Reed, un policía que precisamente estuvo en aquella matanza. No era más que un chaval, como ella, y ese día lo marcó tanto que decidió formarse para que nadie tuviera que pasar jamás por lo que había pasado él. La policía que acabó matando a uno de aquellos chavales fue su guía.
Y mientras tanto, supervivientes de la matanza empiezan a aparecer muertos en extrañas circunstancias. Todo está atado, como si se tratara del destino que les está gastando un broma macabra. Pero Simone y Reed saben que sus vidas corren peligro.
Esta novedad de Nora Roberts vuelve para recordarnos un tanto a libros suyos como La obsesión o Polos opuestos. Ya son unas cuantas novelas las que me he leído de esta autora y siempre consigue sorprenderme. Sí es cierto que la estructura de las mismas suele ser muy similar, ya que tiende a darnos personajes atormentados o que tienen traumas, que tendrán que enfrentarse a su pasado y que se enamorarán a lo largo de la novela para darnos un final feliz. Pero lo que es increíble es que, a pesar de escribir un libro al año, Nora Roberts siga sorprendiendo.
En este caso, ese punto de sorpresa me lo he llevado al toparme con los capítulos narrados en primera persona en los que conocemos al que está detrás de la matanza. La autora se preocupa tanto porque el lector se meta en su mente que llega un momento en el que no se puede quitar a esa voz de dentro de su cabeza.
Y diré, a favor de esta novela, que la parte romántica que siempre tiene un gran protagonismo en los libros de Nora Roberts, aquí no está tan marcada. Claro que hay amor, por supuesto, sino no podríamos hablar de un libro de esta autora, pero no es lo más importante. Y eso me ha gustado porque, por ejemplo, en el último libro que leí de ella —Al atardecer— tenía una historia realmente buena pero se difuminaba demasiado con el romance que había dentro de sus páginas. Y yo, ansiosa por saber cómo continuaba la trama de misterio, me hubiera gustado que profundizara más en ella. Pero bueno, los fans de las novelas románticas estuvieron encantados con este título.
Así que parece que ha escuchado mis súplicas, ya que en Un lugar donde esconderse lo importante es el pasado de los personajes y el misterio que encierra el malévolo plan de la persona que está detrás de todo.
Y eso también me ha gustado, lo de que se centrara en los personajes. Profundiza en sus sentimientos, en sus traumas. Pero lo hace de una forma realista y lógica y, para mi gusto, ese es el ingrediente perfecto para que novelas como esta triunfen: realidad disfrazada de ficción.
En definitiva, como siempre, esta autora estadounidense no me ha defraudado. Y ojalá tener libros suyos eternamente para poder seguir sorprendiéndome de la manía que tiene esta mujer de jugar con mi mente.