Reseña del libro “Un país con tu nombre”, de Alejandro Palomas
Esta reseña se me hace muy difícil, difícil porque Un país con tu nombre es muy especial y me asusta no ser capaz de transmitíroslo en estas líneas, no daros el empujoncito que necesitáis si estáis dudando y mostraros toda la emoción, la vida y la verdad que desprenden las páginas de esta novela.
Un país con tu nombre nos habla de Edith y de Jon, dos vecinos de una aldea casi deshabitada y de cómo en la vida a veces nunca pasa nada, hasta que pasa, porque quién les diría a ellos que llegarían a forjar una amistad que pasaría a ser casi familia, pero sin el casi, porque muchas veces la familia es la que se elige y no la otra, la que toca. Edith se ha quedado viuda y a sus setenta y seis años vive sola en la aldea, bueno, sola no, con sus once gatos y con la ausencia de Andrea. Jon, es veterinario, cuidador de elefantes en un zoo que detesta sobre todo por la mirada de los animales allí encerrados. No imaginan que un día la vieja veleta del campanario giraría dando lugar a un cambio de rumbo en sus vidas. Pero aquí los protagonistas no solo son Edith y Jon sino también Susi, una elefanta que no olvida y que vive con pena, con mucha pena, y Suzume, una niña con nombre de gorrión. Esta es ante todo una historia de amor, de amor entre personas y entre animales también, porque todos somos seres sintientes.
Alejandro Palomas es mi autor favorito, desde que le descubrí en El tiempo que nos une, he devorado todas y cada una de sus palabras porque sus historias al igual que él son especiales, desprenden emoción y también verdad, eso seguro que lo sabéis todos los que como yo os habéis acercado a una de sus obras y ya no os habéis separado de sus palabras.
Para mí Un país con tu nombre es más Alejandro Palomas que nunca, en sus páginas esta todo él, toda su esencia y es que nos habla de tantas cosas. Para empezar esta es una novela de ausencias presentes y es que las ausencias y las presencias son a menudo lo mismo, caras de una misma moneda porque nunca estamos solos, al menos no del todo, estamos habitados por quienes están, pero también por quienes estuvieron, como dice Edith en un momento de la novela: <<Cuánta vida cabe en una vida. Cuántas vidas>>.
También nos habla sobre la enfermedad y sobre como siempre cambia las cosas, lo cambia todo. Y sobre los sueños, que son una constante a lo largo de la trama, la importancia de tenerlos, de perseguirlos por pequeños que sean, y como a menudo nos olvidamos de ellos, lo aparcamos, los abandonamos por considerarlos ridículos o infantiles. Es curioso como siempre preguntamos al otro por cosas como la edad, la familia, la profesión o el pasado, pero nunca, jamás, sobre los sueños quizá porque en el fondo sabemos que eso nos conecta con la verdad, con lo íntimo y con quienes somos.
Para los que ya conocéis a Alejandro Palomas os vais a encontrar aquí con una ruptura en sus esquemas habituales. Aquí no gravita alrededor de un universo familiar, sino que crea una familia nueva, una donde sus miembros se eligen, donde el vínculo se crea. Los personajes nunca imaginarían que acabarían así, construyendo esa intimidad, esa familia escogida como propia.
Me encantan los personajes que habitan esta novela, porque son invisibles, os explico; ella, Edith, tiene setenta y seis años y él, Jon, sesenta. Ambas son edades que no se ven. No hay muchas novelas protagonizadas por personajes que transiten estas etapas de la vida y esto, es darles voz y oportunidad también. Edith es una mujer sabia que se conoce, que siente y que es pura emoción y Jon es la ternura absoluta, como la de un niño.
Un país con tu nombre esta construida a través de diálogos, sus personajes conversan, conversan mucho y bien, porque son pacientes, porque saben ver lo que necesita el otro, saben escuchar y cuando hace falta no intervenir y dejar silencio y también tiempo, quieren ante todo entender al otro y proporcionarle aquello que necesita: entender y a la vez entenderse.
Os he hablado de Edith y de Jon, pero no sería justo no hacerlo de Susi. El caso de Susi es real, es una elefanta que tiene pena, muchísima y que pasa sus días en el zoo de Barcelona. Alejandro Palomas prometió a su madre que sacaría a Susi del zoo para trasladarla a un santuario. Y es que como os dije esta es ante todo una historia de amor y de amistad, la que se forja entre los humanos, pero también con los animales.
<<Somos, sobre todo, la suma de nuestras renuncias.>>