He leído Un taxi a la felicidad porque si alguien te propone algo así ¿cómo lo vas a rechazar? Me podéis llamar inocente o ilusa, os dejo. Quizá sea porque soy optimista por naturaleza y siempre pienso que hay cosas buenas por descubrir. ¿Por qué no puede haber un taxi que lleva a la felicidad? Luego reflexionas y piensas que a la felicidad solo te puedes llevar tú mismo. No está fuera, sino dentro de ti. Alcanzar la felicidad es algo utópico, puedes lograr momentos felices, pero a lo que podemos aspirar como algo muy bueno, es a una vida sin infelicidad, que ya es la leche. Y ya me he puesto trascendente y no era lo que quería.
Vamos a ver, ¿cómo os explico este libro? Es una especie de libro de autoayuda novelado. Un cuento con moraleja. Trata de un médico triste y decepcionado con la vida, que decide suicidarse. El día elegido necesita coger un taxi porque quiere dejar arreglados unos papeles. Delante de su casa hay uno parado conducido por una señora mayor y estrambótica que le pide que no lleve a cabo su terrible plan hoy, que le regale a ella unos días, que quiere ayudarle. Quedan en que esperará una semana; el médico no sabe muy bien la razón, pero decide pasar esa semana con esa extraña mujer que le desconcierta y asusta.
Un taxi a la felicidad es una cuenta atrás, de verdad, quiero decir que el libro empieza en la página 263 y va hacia atrás, dividido en pequeños capítulos que nos dejan algo para recapacitar. La pintoresca mujer, Sarah, intenta demostrar que la vida merece la pena vivirla y lucha contra el reloj, mejor dicho, los relojes, porque lleva dos para recordar que el tiempo pasa. La anciana es como aire limpio y fresco, es burbujeante, irritante, con una inocencia y simplicidad engañosas, ya que hay siempre una gran profundidad en lo que dice y hace. El doctor pasará los siguientes siete días de un electroshock mental y físico a otro.
El libro no tiene lugar físico, es una ciudad cualquiera, en invierno. A veces dudas de que lo que está pasando sea real o alucinaciones de un deprimido suicida. Sarah se parece a los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras del cuento de Dickens o a un Pepito Grillo sarcástico y tierno. Alguien que no puede existir de tan excéntrico y clarividente. Para muestra un botón:
“-La solución contra el racismo es el oso panda – sentenció-. Imagínese a los hombres transformados en pandas… Todos seríamos gordos, negros, blancos y asiáticos. No hay réplica que valga a eso.”
Todo este humor, ternura e ironía para, en el fondo, relatarnos un drama; para enfrentar el final del túnel sin pena. O con pena, porque estar triste y echar de menos no es malo, porque lo que perdimos nos hizo felices, eso forma también parte de la vida. Como lo es dar la bienvenida a lo nuevo, dar las gracias todos los días por poder amanecer y seguir vivo, por y para ti mismo. Lo que hagas después y con los demás ya lo pensarás después. Procura que sea bueno y constructivo, para poder acostarte más feliz todavía y poder dar las gracias otra vez. Pasan tantas maravillas todos los días alrededor de nuestras vidas sin apenas apreciarlas, sin que lo valoremos, que no cuestan dinero: que te sonrían con sinceridad, tener a quien abrazar, acostarte en la hierba, poder beber cuando tienes sed… Os recomiendo el ejercicio de apuntar todos los días tres cosas de este tipo en una hoja. Con el tiempo y sin darte casi cuenta empiezas a fijarte en esos pequeños detalles estupendos de la vida, a focalizarte en lo positivo en vez de lo negativo. Me estoy yendo a lo transcendente y serio otra vez. Así he estado durante toda la lectura del libro: sonrisa fácil, pensamiento profundo.
Baptiste Beaulieu es médico. Empezó en esto de escribir con un blog en el que narra anécdotas de hospital, con retranca y sensibilidad a partes iguales, que tiene mucho éxito. Un taxi a la felicidad es su segunda novela y destila ese humor e ironía que le ha hecho tan famoso para empaquetarnos con lacito cosas más serias.
He encontrado tu blog buscando artículos sobre taxis y sinceramente he de comentarte que has despertado mi curiosidad con respecto a este libro. Voy a mirarlo en Amazon y si lo compro no dudes que lo tendré a mano en los ratos libres que tengo en el trabajo.
Saludos de un taxista soñador
Fernando, ¡qué bonito encontrar a alguien que se defina como soñador! El siguiente paso para un taxista soñador y lector es ser un filósofo o un contador de buenas historias, seguro que ibas a tener mucho éxito. 🙂
Abrazo grande.
Gran articulo, que padre encontrar a gente que suena en grande. Voy a buscar este libro ya que se ve muy inspirador.
Gracias por tu comentario Eulalio. Se debe soñar siempre a lo grande, ¡sí señor!
Abrazo.