Hace unos meses conocí la existencia del libro Un verano en Saint-Malo. Sin embargo, aunque me llamó la atención el argumento y el hecho de que la propia autora nos escribiera al blog también me abrió el apetito —los que me conocéis ya sabéis que me encanta leer obras de escritores poco conocidos para darles la oportunidad que necesitan—, en aquel momento lo dejé pasar. Estaba hasta arriba de libros y no podía dedicarle el tiempo que merecía.
Pero, ¡fijaos cómo es la vida! A finales de febrero me topé con una escritora en una conocida red social y, de pronto, su nombre y el título de su obra me resultaron familiares. ¡Claro! Era aquella que nos había escrito, Mayte Salmerón Almela. Y ahora sí, había llegado el momento de leer su novela.
Novela que nos lleva a Clara, la protagonista. Una mujer normal y corriente que se encuentra con un muerto en un ascensor. Este suceso nos transporta a tres etapas de su vida en las que se desarrolla la historia: su temprana adolescencia en Murcia cuando unos niños desaparecen misteriosamente, su juventud en unas vacaciones en Saint-Malo, y el momento presente dentro del ascensor con el cadáver y lo que trae consigo.
Lo bueno es que estas tres partes en las que se divide el relato están correctamente entrelazadas, y en ningún momento me he sentido perdida dentro de un laberinto de recuerdos donde fuera difícil localizar la salida. No, la autora sabe guiarnos sin problema por este recorrido, siendo lo interesante descubrir qué guardan en común estas tres épocas, qué las relaciona y cuáles son los secretos que permanecen ocultos.
Por otro lado, el hecho de que la autora haya escogido una ciudad francesa poco conocida —al menos para mí—, como es Saint-Malo para protagonizar la historia, es algo bastante original. Porque, ¿no os aburrís de encontrar siempre en el mercado actual libros que se desarrollan en ciudades como Nueva York, Roma o París? Yo sí.
Por eso, descubrir este título me generó curiosidad, e incluso me han entrado ganas de saber más sobre este sitio después de leer la novela —¡qué razón tenía Mayte en su dedicatoria cuando me dijo que esperaba me metiese de lleno en Saint-Malo! ¡Y tanto que me he metido!—. De hecho, me ha encantado perderme por esta ciudad a través de sus páginas, al igual que he disfrutado especialmente la relación que establece Clara con uno de los personajes —a pesar de los sentimientos de tristeza y melancolía, así como el miedo, que afloraron en mí debido a los diferentes acontecimientos—. Todo muy natural, muy real.
Porque cualquiera de nosotras podría ser Clara. Una mujer impulsiva y excesivamente observadora, que necesita hallar la verdad, averiguar la conexión que hay en todo lo que la atormenta y descifrar tanto lo que pasó años atrás como lo que está ocurriendo en el presente. Un presente que ya engancha desde el prólogo, donde me sentí muy dentro de la protagonista, que se abre al lector para que podamos conectar con ella al instante.
Además, la forma de escribir de la autora nos atrapa para hacernos sentir cómodos mientras escuchamos todo lo que Clara tiene que contarnos. Así, con una prosa directa, rápida y cercana, nos es muy fácil viajar por los recuerdos de la protagonista y meternos de lleno en la historia. Una historia bien elaborada, donde encontramos personajes perfectamente construidos y descripciones detalladas y cuidadas.
Os va a resultar muy amena y entretenida esta lectura que nos invita a reflexionar sobre lo que hay más allá de las misteriosas desapariciones de los niños. La falta de escrúpulos, el dinero y el poder forman una bomba de relojería que os perseguirá durante todo el libro.
Os aseguro que vais a necesitar introducir más novelas como esta en vuestras vidas y vais a querer que Mayte Salmerón Almela escriba más libros como este. Yo, que necesitaba cambiar de aires después de tantos libros de género fantástico, he encontrado en esta novela de misterio e intriga justo lo que buscaba.
Porque Un verano en Saint-Malo no tiene nada de malo. Todo lo contrario, posee muchas cosas buenas e interesantes que os van a sorprender y que no os dejarán indiferentes. Hacedme caso, un verano como este no lo olvidaréis fácilmente.