«¿Qué es más importante: contar una buena historia o desenterrar la verdad?». Buena pregunta, ¿eh? Yo se la haría a más de un periodista, pero esto va de literatura. Y no lo digo solo porque vaya a reseñar un libro, sino porque este libro, Una historia casi verdadera, plantea esa pregunta en su portada y a lo largo de toda su trama, pero enfocada desde la perspectiva del mundo literario.
Me explico. En Una historia casi verdadera, el escritor sueco Mattias Edvardsson nos presenta a Zack Levin, un treintañero que acaba de perder a su novia y su trabajo. No le queda más remedio que volver a vivir con su madre y, en plena crisis existencial, decide recuperar una pasión olvidada: la escritura. Pero la historia que quiere escribir no es una historia cualquiera, ya que pretende reconstruir los acontecimientos que él mismo vivió una década atrás, durante un curso de Escritura Creativa, para demostrar la inocencia de su compañero Adrian Mollberg, acusado de asesinar a Leo Stark, uno de los escritores más famosos del país en aquella época.
Con este punto de partida, Una historia casi verdadera va intercalando el presente del protagonista (2008) con los capítulos de su novela, El asesino inocente, en los que relata aquel curso de 1996: sus clases con la atractiva Li Karpe, su amistad con el extrovertido Adrian y el taciturno Fredick, su enamoramiento secreto de su compañera Betty, su extraños encuentros con el irascible escritor Leo Stark…
En 2008, Zack se reencuentra con sus viejos amigos y, a medida que les pregunta sobre aquellos tiempos para escribir su historia, se da cuenta de que no puede fiarse de sus propios recuerdos, que todos ocultan algo y que la verdad, dependiendo de a quién se le pregunte, puede ser muy diferente. Y de igual manera, a los lectores también se nos van multiplicando los interrogantes conforme pasamos las páginas. Y es que, como viene siendo habitual en la literatura sueca, Una historia casi verdadera da un giro de rosca en la última línea de cada capítulo para que no podamos separarnos del libro, por lo que sus más de cuatrocientas páginas se hacen cortas.
Pero además de ser una novela adictiva, con las opiniones y actos de sus personajes, Mattias Edvardsson nos hace reflexionar sobre los difusos límites de la literatura, planteando preguntas tan interesantes como hasta qué punto se puede exigir que la ficción sea moral o veraz o si un libro puede ser alabado como una obra maestra, aunque su autor sea la persona más despreciable del mundo. Cuestiones que a todos nos resultan familiares, puesto que salen a la palestra cada vez que se publica una novela provocadora o se desvelan los escándalos de algún artista.
Así, mientras el protagonista y nosotros mismos intentamos montar el rompecabezas del asesinato de Leo Stark, Mattias Edvardsson nos adentra en los claroscuros de la escritura, retratándola desde diferentes prismas, que van del romanticismo más inocente al cinismo más absoluto. Por eso, si soñáis o alguna vez habéis soñado con ser escritores, disfrutareis de Una historia casi verdadera especialmente. Aunque, aviso, no saldréis indemnes de la lectura.
Ayyy, qué pintaza tiene…pero tengo una lista tan larga de pendientes. Pero noto que se va a ir directo a la primera plaza, no sé yo…
Sentimos aumentar tu lista de pendientes, Marta. Pero tranquila, este se lee tan rápido que no hará esperar a los siguientes. 🙂
Un saludo.