Uno sabe cuándo está ante un fenómeno literario. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta. La legión de fans, las múltiples adaptaciones, la recomendación continuada que tiene lugar en redes sociales, la sensación de que todo el mundo está leyendo el mismo libro a la vez, ese alto porcentaje de adicción que provoca la obra en concreto… Podría seguir hablando sobre esa aura que despiertan algunos libros, pero creo que ha quedado claro lo que intento decir. El último grito en literatura juvenil se llama V. E. Schwab y con tan sólo 32 años ha colocado en las listas de ventas la mayor parte de sus obras. Y no son pocas. Esta joven autora norteamericana ha sabido hacerse un hueco entre los lectores más exigentes: el público juvenil. Y aunque la calidad de la mayoría de sus novelas ha quedado patente, ha sido con la trilogía Sombras de magia cuando su éxito ha llegado a las cotas más altas. Finalmente, la primera parte de la trilogía, Una magia más oscura, llegó a nuestras librerías el pasado mes de junio y, aunque autoconclusiva, no tendremos que esperar mucho para la segunda y tercera entrega programadas para septiembre y noviembre de este mismo año.
En un mundo donde las realidades paralelas están a la orden del día, cuatro Londres muy diferentes coexisten entre sí. Asociados cada uno a un color, cada versión de la ciudad tiene una relación muy particular con la magia. La historia comienza cuando Kell, un diplomático del Londres Rojo, acostumbrado a viajar entre realidades y traspasar objetos de forma ilegal desde un Londres a los otros se topa con un artefacto de un poder inconmensurable. El objeto en cuestión es una piedra procedente del Londres Negro que potencia la magia de cualquiera a cambio de anular la voluntad de su portador. Una infección de poder que se propagará como la pólvora consumiéndolo todo a su paso. Para deshacerse de dicho objeto contará con la ayuda de Lila Bard, una ladrona experta negada para la magia, pero capaz de hacer frente a cualquier amenaza. Un pareja imposible que tendrá que lidiar no sólo con todos aquellos que buscan hacerse con el poderoso artefacto, sino también con ellos mismos y sus reversos oscuros. Bienvenidos a una versión distorsionada de nuestro propio mundo donde la magia puede obrar maravillas, pero también convertirnos en cáscaras vacías controladas por nuestros deseos más oscuros.
Schwab ha conseguido dar vida a un universo único. No es fácil aportar nuevas ideas en cuanto a fantasía urbana se refiere, uno de los géneros más explotados de la actualidad. Y, sin embargo, Una magia más oscura ha demostrado que aún quedan buenas historias por contar. La creación del mundo en el que se mueven los personajes es completamente sólido, con un sistema de reglas a las que atenerse, aplicables a todo ser vivo, evitando así hacer frente a personajes endiosados que carecen de lógica dentro de una trama tan acotada como ésta. En algunos momentos me recordó a Brandon Sanderson por lo bien hilado que estaba todo. La autora no se anda por las ramas y la historia avanza a un ritmo trepidante, haciendo que Kell y Lila viajen entre mundos a contrarreloj. No da tregua al lector. La amenaza que se cierne sobre esta historia se vuelve cada vez más palpable y, en un punto, también más cercana. ¿Quién no se ha sentido alguna vez arrastrado por un impulso que no ha podido controlar? La magia en este mundo está viva, se sabe deseada y hará todo lo posible por expandirse a través de las grietas que detecte en las voluntades más férreas. Y es aquí donde la historia me hizo soltar el libro y aplaudir. Su capacidad para retratar la adicción en términos absolutos me ha parecido una maravilla y una nueva vuelta de tuerca a algo tan manido como el uso de la magia y sus limitaciones. Una perspectiva fresca sobre el poder, las tentaciones y la capacidad de los seres humanos para decir “basta”.
No me importa volver a repetirlo. Una magia más oscura se ha convertido en una de mis mejores lecturas del verano. Me ha hecho no sólo reconciliarme con la fantasía urbana –confieso que estaba un poco saturado del género–, sino que ha puesto las expectativas por las nubes para su segunda entrega. Aquellos que tengáis miedo sobre los tiempos de espera, no hay de qué preocuparse. Esta primera entrega cuenta con un final cerrado de forma satisfactoria, pero deja algunos cabos sueltos que veremos resueltos en los libros posteriores. V. E. Schwab ha acertado de pleno con esta historia llena de reversos oscuros, tanto en sus ideas como en sus personajes. Aún queda historia por delante, pero ya sé que volveré a encontrarme bajo el hechizo que, de algún modo, ha lanzado sobre esta trilogía.